Yo estuve en clase, con Domingo de Soto
“Qui
scit Sotum, scit totum” (quien conoce la obra de Soto, lo sabe todo)
Se decía en la Universidad de Salamanca
en el Siglo XVI
Ego sum Petrus Vitulus,
albercanensis. Me veo a mi mismo hablando en latín, dirigiéndome a la clase de
vísperas de un joven profesor, que llaman Soto. Por el camino me encuentro con
otro compañero y comentamos los sucesos que han ocurrido hace unos días, con la
boda del príncipe Don Felipe e Isabel de Portugal. Yo no asistí, pues tenía que
estudiar algo relacionado con unos bichos que viven debajo de la tierra 17 años
y que al salir en pocos días mueren. Hoy lo va a explicar Soto.
Mi amigo me cuenta que
el que va a ser rey se impresionó mucho con lo que dijo Domingo de Soto en la
boda. Estamos en noviembre de 1543 y aunque todavía luce el sol por la tarde,
por la mañana, suele haber una niebla, que sube del Tormes, que te hiela los
huesos. ¡Que suerte tenemos que las clases de Soto sean vísperas! Si fueran primas, yo creo que no vendría, y además
solemos ir a las tabernas por la noche, jugar a las cartas y algunas veces, “de
picos pardos”, me dice mi amigo, con una sonrisa pícara. Yo le replico que si a
mí me hubiera tocado clase de prima, no faltaría y más si la da Soto. Ya sabes:
“Qui scit Sotum, escit totum” y pienso
en mis padres, que desde La Alberca, aconsejados por los frailes dominicos de
la Peña de Francia, me enviaron a estudiar a esta prestigiosa Universidad y no
a irme de “picos pardos”, aunque la verdad, bien me gusta, ir a comer el
hornazo, el lunes de aguas y ver venir en las barcas a “las de los picos”.
Y sin darnos cuenta,
llegamos a clase y nos acomodamos en unos asientos, más bien de atrás, pues
tememos que Fray Domingo nos haga alguna interpelación.
Comienza con la señal
de la cruz, “In nomine Patri et Filio et
Spiritu Santo” y a continuación: “Veni Creator Spiritus,
Mentes tuorum visita,
Imple superna gratia,
Quae tu creasti, pectora.
Y comienza la clase:”Hodie leccio est supra Magicicada septendecín… Esta cigarra vive como ninfa
bajo tierra y se alimenta de la savia que succiona de las raíces de
los árboles. Se pasa en ese estado 17 años (hace hincapié Soto en que observemos que
17 es un número primo) y luego sale a la superficie para convertirse en
insecto adulto, etapa que tan solo dura unos días, durante los cuales se reproduce y
finalmente muere. Soto, se entusiasma y exclama ¡Te Deum laudamus, porque te has preocupado por hacer las cosas
perfectas!. Entre los enemigos de la cigarra adulta existe un parásito cuyo ciclo
vital es de dos años, coincidiendo cada dos, cuatro, ocho… años. Lo mismo
sucedería con otros múltiplos cualesquiera. Pero si el ciclo vital es un número
primo lo suficientemente alto, como es el caso de 17, el parásito y la cigarra
sólo pueden coincidir cada 34 años, que es el primer múltiplo de 17. En el
hipotético caso de que el ciclo vital del parásito fuera de 16 años, la
probabilidad de encontrase tendría lugar cada 16.17 =272 años…
En ese momento sonó el teléfono, me levanto
malhumorado y al descolgar, me dice: Hola Sr. Pedro somos de Vodafune Telecom… Váyanse
a… la playa, les digo y al regresar a mi sillón, me encuentro el libro “El Misterio de los números primos” de National Geographic, abierto por la
página 20 y un poco más allá el folleto de Mª del Pilar Cuesta: “Domingo de
Soto, estudio crítico.
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