Navidad 2015
Cofradíadel santísimo de La alberca (salamanca)
Boletín nº 14 de la cofradía del
Santísimo de La Alberca (Salamanca) 20.12.15
Presentación
Alegrémonos,
es Navidad, El Señor viene, aunque no ha dejado de venir en ningún instante de
nuestra vida. Él nos da el aliento con su Espíritu, aunque no lo notemos y
creamos que nos ha dejado. A este respecto es muy ilustrativa la metáfora
“Huellas” que Isaura Díaz, nos presenta en este número. También nos recuerda
esto nuestro amigo Urbano de la Varga.
Alegrémonos,
por tener un cofrade sacerdote, el P. Ramón Domínguez, alegrémonos, porque
Cosme Puerto, nos puede seguir enviado artículos, después de su operación.
Alegrémonos,
porque “Isidrito”, quiere ser de mayor cofrade.
Alegrémonos,
porque ochocientos años, no se cumplen todos los días, como van a hacer el
próximo año los dominicos y alegrémonos también porque el papa Francisco nos
invita a ser misericordiosos. Así como un motor no funciona sin aceite que lo
lubrifique, un cristiano no puede serlo sin misericordia.
Alegrémonos
porque están con nosotros, los que “ya no están”, no sólo en el recuerdo.
Alegrémonos,
como Cristóbal de Castillejo en
estos versos:
Pues
hacemos alegría
cuando
nace uno de nos,
¡Cuánto
más naciendo Dios!
Grandes
huéspedes tenemos,
hagamos
gran regocijo,
pues
muestra la Madre al Hijo
por
quien todos hoy nacemos.
Nunca
vimos ni veremos
juntos
otros tales dos,
el
Hijo y Madre de Dios.
EL MISTERIO DE UN DIOS
QUE NACE EN BELÉN
"¡Que hermosos sobre los montes los pies
del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva...!" (Is 52,7).
El pasaje
de Isaías es, sin duda, uno de los más hermosos que se han escrito. Al mismo
tiempo tienen sus palabras un sabor de tiempos antiguos y de paisajes bíblicos,
se enmarcan perfectamente en aquellos escenarios de colinas y de montañas, en
aquel ambiente de guerras interminables y crueles... La paz era tan deseada que
la gente, cuando llega su anuncio por boca de los mensajeros, se llena de
alegría y canta gozosa a los que la hicieron posible. El profeta Isaías canta,
entusiasmado, la hermosura de los pies de los mensajeros que caminan
infatigablemente anunciando una Buena Nueva, un evangelio de salvación. Canta
al Mesías, que viene a traer la Paz al mundo, a nuestras vidas.
"En distintas ocasiones y de muchas
maneras habló Dios..." dice la carta a los Hebreos (Hb 1,1). Y es cierto, a lo largo de
toda la Historia Dios no ha dejado de hablar a los hombres. Y es lógico que así
haya sido, si tenemos en cuenta que Dios es nuestro Padre y nos ama. Cuando una
persona ama a otra le gusta comunicarse con ella, le transmite sus deseos y le
descubre sus sentimientos, le expresa sus temores y sus esperanzas, le
manifiesta sus quejas y sus satisfacciones... Dios nos sigue hablando, de otra
manera quizás, pero nos sigue amando y, por consiguiente, sigue comunicándose
con nosotros.
En los tiempos remotos eran los profetas los
voceros del Señor quienes hablaban a los hombres de parte de Dios. Luego vino
el Hijo de Dios y se hizo hombre. Así pudo el Señor hablar con nuestras mismas
palabras, usar nuestro lenguaje, comunicarse directamente con los que
convivieron con El... Luego Él se marchó pero dejó a sus apóstoles para que
trasmitieran sus palabras, de tal modo que quienes les escuchan, es al mismo
Jesús a quienes escuchan, según aseguró el Señor en más de una ocasión.
"Y la Palabra se hizo carne..." El “Logos”, el “Verbo”, la “Palabra”. El
misterio sigue envolviendo a este Dios que nos nace en Belén como un niño... Él
se hizo carne en el seno virginal de Santa María. Sí, carne. Un niño de carne,
como cualquier otro niño, pequeño y torpe, inerme y tierno, desvalido y
hambriento... Un niño en brazos de su madre, buscando con su pequeña mano el
pecho materno. El prólogo del Evangelio de San Juan, que hemos escuchado, es
uno de los textos más bellos y profundos de la Escritura donde se nos relata,
que Jesús, el Verbo, la Palabra, es Dios; y que estaba con Dios. Y antes, en el
principio de la Carta a los hebreos, se nos ha informado que en la antigüedad
Dios Padre habló de muchas maneras a sus criaturas, pero que ahora lo ha hecho
por medio de su Hijo. Su Hijo, que es la Palabra, ha venido a hablarnos a
todos. Las lecturas de hoy contienen el mensaje sublime de que Dios ha venido a
la tierra para salvarnos. El mismo profeta Isaías nos habla triunfante de que
nuestro Dios es Rey y anuncia algo hermosísimo: “Que hermosos son sobre los
montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva…”
--En Belén, nos dice San Pablo, se nos ha
aparecido la benignidad de Dios y su amor a los hombres, amor desatinado, loco,
sin fundamento, porque ¿qué podía Dios encontrar en el hombre para hacerse uno
de ellos?
--En Belén, de repente, nos damos cuenta de
que en el hombre cabe Dios, este ser nuestro que creíamos pequeño y miserable
se estira hasta llegar a la medida de Dios.
--En Belén ha nacido una nueva humanidad, la
de nuestra lotería del Niño, que hace al hombre tan rico que se puede codear
con Dios.
La celebración de la Navidad nos muestra que
la grandeza de Dios no está en haber creado al universo entero, sino en haberse
puesto en los brazos del hombre olvidándose de sus grandezas eternas e
infinitas.
Durante el Adviento hemos cantado “ven Señor”.
Ahora, el Señor, nos muestra su gloria y su poder. Sólo los que levantan las
antenas de la gracia, más allá de ideas y de cuestiones prácticas, comprenderán
que la Navidad es adorar al Señor, estar con el Señor, mirar al Señor, vivir
con el Señor. ¡Habitemos con El!
Feliz Navidad, hermanas y hermanos, y que nada
ni nadie altere ni nos robe el sentido de la NAVIDAD que, en sus inicios,
cambió y lo sigue haciendo el rumbo de la humanidad.
¡NAVIDAD! ¡DIOS HA
NACIDO! ¡DIOS SE NOS DA! ¡HA ACAMPADO EN MEDIO DE NOSOTROS! ¡FELIZ NAVIDAD!
¡Feliz Navidad!
Para aquellos que aman
la libertad, porque de ellos es el espíritu mismo de la Navidad.
¡Feliz Navidad!
Para aquellos que en la
vida saben amar, porque sus regalos serán eternos y no cosa temporal.
¡Feliz Navidad!
Para los que ven en
todo hombre su igual, porque su abrazo es eterno, nunca se termina de dar.
¡Feliz Navidad!
Para aquellos que no
saben pedir, porque esta es su oportunidad para dejar a Dios dar.
¡Feliz Navidad!
Para los simples, los
sencillos, que no se quieren complicar, porque cuando Dios busque un pesebre en
ellos va a pensar.
¡Feliz Navidad!
Para
los que menos tienen, los enfermos, los pobres, porque el mismo Dios será su
regalo
y se sentará junto a ellos.
¡Feliz Navidad!
Para todos los hombres
de buena voluntad, porque los ángeles han dicho que verán la gloria de Dios, y
de ellos es la paz.
¡Feliz Navidad!
Para ti, porque la
Navidad existe por ti…
¡Feliz Navidad!
¿POR QUÉ DESCIENDES
TANTO, SEÑOR?
¿POR QUÉ BAJAS TANTO,
SEÑOR?
Tienes el cielo como casa,
y te aventuras a dejarlo para caminar junto a nosotros
¿No ves, Señor, cómo estamos?
El hombre, mata al hombre
Tu mundo, ya no es aquel que Tú creaste
La vida, ya no es vida
¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Una corte de ángeles te rodea
y prefieres nacer
en medio de la indiferencia de los hombres
sin más homenaje que el ruido de las guerras
y las contiendas o indiferencia de las naciones
Posees el calor celestial
y te adentras en el frío de la tierra
Destellas la grandeza de tu ser Dios
y te revistes de nuestra pobreza
¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Eres Dios y, quieres ser hombre
Vives en la Ciudad Eterna
y deseas caminar a pie de tierra
Hablaste durante siglos sin dejarte ver
y, ahora, te descubrimos en un Niño
¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?
Eras intocable, y te dejas acariciar
Eras invisible, y te podemos adorar
Estabas más allá de las nubes,
y, te contemplamos en un pobre pesebre
¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?
Déjanos por lo menos, Señor,
conquistarte con la fuerza de nuestro amor
Calentarte con la hondura de nuestra fe
Abrigarte, con la esperanza que nos traes
Responderte, con la humildad de nuestros corazones
No sé si es necesario tanto, Señor,
sólo sé que, el mundo, hoy más que nunca
te necesita como salvación.
Sólo sé, Señor, que tu llegada
es motivo para la alegría
en medio de la tormenta de tristeza
que sacude a nuestro mundo.
¡Gracias por hacer tanto, Señor!
¡Gracias por salir a nuestro paso!
Amén.
Ramón Domínguez, SCJ.
NAVIDAD
Y EUCARISTÍA
Todo
icono es un tratado de teología más que un cuadro o pintura. Al llegar a
Santorini al monasterio de Santa Catalina de las M. Dominicas, la madre priora
en un viaje que hizo a Atenas, me compro un icono de la navidad para presidir
la entrada del convento de Atocha en las navidades. Al ver al niño envuelto en
un sudario y por cuna un sepulcro le pregunte por ello.
Este
icono sigue el esquema tradicional de la representación del Nacimiento de
Jesucristo, según la Iglesia Ortodoxa que reúne en un mismo icono narraciones del
Evangelio y de los Apócrifos. En los iconos ortodoxos de la Navidad,
expresiones de la religiosidad popular durante siglos, es común observar al
Niño no simplemente echado sobre las pajas del pesebre, sino envuelto en una
faja, como un difunto embalsamado, y también a menudo el pesebre tiene forma de
féretro.
¿Qué significa esto? De
la Virgen ha nacido el rey de la Gloria, revestido de nuestra carne. El Niño
envuelto en pañales colocado más que en un pesebre, en un sepulcro de
forma tradicionalmente rectilínea y con las paredes de mampostería. El Niño
está envuelto como amortajado. Evoca una figura mortuoria, en concreto la
imagen de Lázaro, que el pesebre sarcófago contribuye a evidenciar. Los
pañales del Niño son las vendas mortuorias que después aparecerán esparcidas
por el sepulcro cuando resucite.
Nuestro Señor es visto amortajado: esto no
solo significa su total sumisión a la naturaleza humana sino también la
prefiguración de su muerte. Reposa en una especie de Altar como Pan de Vida.
Este Niño es ya desde ahora el que va a vencer la muerte con su Resurrección.
Nacemos para morir y resucitar con él y se queda entre nosotros presente en la
Eucaristía.
La navidad gira sobre los tres quicios
Encarnación, Pascua y Eucaristía. De esta manera, Navidad y Pascua y
Eucaristía, como hacían los Padres de la Iglesia, el nacimiento de Cristo ha de
ser entendido a la luz de la entera obra redentora que culmina en el Misterio
Pascual como nos enseñan los Santos Padres: “Dios se hace hombre, nace niño
como nosotros, toma nuestra carne para vencer a la muerte y al pecado”.
“En Navidad encontramos la ternura y el amor
de Dios que se inclina sobre nuestros límites, sobre nuestras debilidades,
sobre nuestros pecados y se abaja hasta nosotros” (cf Fil 2, 6-7). Es decir: El
culmen de la historia del amor entre Dios y el hombre pasa a través del pesebre
de Belén y el sepulcro de Jerusalén, y se hace presente en la Eucaristía. En la
Eucaristía, Cristo vivo sigue ahora manifestándose y entregándose por nosotros.
La Eucaristía es el “centro de la Santa Navidad”, donde se hace
presente Jesús de modo real, verdadero Pan bajado del cielo, verdadero Cordero
sacrificado por nuestra salvación.
Ciertamente, bastaría con recordar que la
Misa es actualización del Misterio Pascual (la muerte y resurrección de
Cristo), que asume, condensa y consuma todos los demás Misterios de la vida del
Señor, también el de la Navidad y su presencia real en la Eucaristía.
La Navidad celebra la entrada de Dios en la historia haciéndose hombre, para
que el hombre pueda conocerle y unirse a Él. La Pascua celebra la victoria de
Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, obtenida mediante la Cruz y la
Resurrección. La Navidad cae al inicio del invierno, cuando la naturaleza está
envuelta por el frío, anunciando la victoria del sol y del calor, que es Jesús.
La Pascua cae al inicio de la primavera, cuando el sol vence las nieblas. La
eucaristía es el sol del verano que ilumina y calienta nuestra vida para
llenarla de frutos a recoger en el otoño de la vida.
Dios asume la carne en la encarnación, justo para destruir la muerte en
ella escondida. Como los antídotos de un veneno, una vez ingeridos anulan los
efectos, y como la oscuridad de una casa se disuelve a la luz del sol, así la
muerte que dominaba sobre la naturaleza humana fue destruida por la presencia
de Dios entre nosotros. Y como el hielo, que permanece sólido en el agua
mientras dura la noche y reina la oscuridad, se derrite de inmediato al calor
del sol, que nació en Belén.
Cosme
Puerto O. P.
NAVIDAD
Y EUCARISTÍA
EL SEÑOR ESTÁ CERCA,
cantamos y proclamamos de mil formas en estos días en que esperamos con alegría la NAVIDAD.
Es NAVIDAD y celebramos el Nacimiento del Niño Dios, el
hecho más grandioso que ha ocurrido en todo el universo, porque conmemoramos
algo insólito, algo que la mente humana jamás podría imaginar: que la inmensidad de Dios se haya encarnado en la pequeñez del
ser humano; que Dios se haya revestido de la naturaleza humana y se haya hecho
hombre, sin dejar de ser Dios. El Niño nacido en una humilde cueva era Dios disfrazado de hombre: Niño-Dios. Así lo creemos los cristianos, porque, tal como le
anunció el ángel a María, para Dios nada
hay imposible.
Y en esta NAVIDAD que estos días vamos a celebrar, recordamos, conmemoramos una vez más
aquel milagro que ocurrió hace ya dos
mil años. Pero sólo lo recordamos y es motivo más que
suficiente para celebrarlo con alegría, con cantos, con luces, con belenes… Una
alegría que nace del corazón, porque lo hacemos para celebrar que Dios ha querido sellar un contrato de amor revistiéndose con
nuestra naturaleza humana, haciéndose hombre desde la aceptación
voluntaria de la Virgen María. Y tratando de evitar ese ropaje festivalero,
comercial y frívolo de los que celebran el solsticio
de invierno.
Y en medio de esta fiesta
he pensado en otro milagro que vemos
ocurrir todos los días: el MILAGRO DE LA
EUCARISTÍA. Os invito a reflexionar
un momento sobre esta dualidad: Navidad-Eucaristía.
Yo nunca lo había hecho; pero cuando el albercano Pedro, el pasado domingo al
terminar la misa en el Grupo de RCC, me sugirió que escribiera algo sobre ello,
me saltó la chispa: Cada Eucaristía
que se celebra a diario en cualquier parte del mundo, desde la más humilde
capilla hasta la más suntuosa catedral, es una NAVIDAD. Esos millones de misas que a diario se celebran
respondiendo al mandato de Cristo HACED ESTO EN MEMORIA MÍA son una NAVIDAD. Pero una NAVIDAD no recordada como
la que hacemos estos días, sino una NAVIDAD
REAL. Porque en cada una de esas misas se realiza realmente el milagro: esto es
Mi Cuerpo…, éste es el cáliz de mi Sangre.
Y en ese preciso momento, no sabemos cómo, pero creemos y sabemos que es así porque para
Dios nada hay imposible, Cristo se hace
real bajo las especies de pan y vino. Cristo nace, viene a nosotros con toda su realidad en cada EUCARISTÍA. Tenemos el privilegio
de poder asistir cada día, en cada misa al nacimiento
de Jesús, pues navidad significa nacimiento. Podemos ser testigos
presenciales de que Cristo sigue vivo y real entre nosotros. Y al comulgar,
podemos imaginarnos, como los pastores, ante el Señor en el portal de Belén;
pero, más aún: no estamos ante el Señor, sino con el Señor dentro de nosotros:
éstos son los milagros que sólo pueden ser el fruto de una locura de amor de Dios por el ser humano.
Sin duda, viviendo
la EUCARISTÍA: siempre es NAVIDAD. ¡Qué
regalo nos ha hecho el Señor con la Eucaristía! ¡Y qué poco valoramos este
regalo! Asistimos a la misa casi como una obligación, cuando tendría que ser la
mejor fiesta: la fiesta del Señor. Porque, como decimos después de la
consagración, tal vez sin sentirlo, anunciamos
tu muerte y proclamamos tu resurrección.
¡¡¡
FELIZ NAVIDAD !!!
Urbano de la VARGA
Renovación Carismática
Navidad de 2015
Renovación Carismática
Navidad de 2015
ALGUNAS EFEMÉRIDES IMPORTANTES.
Este año hemos clausurado dos importantes
eventos: El V centenario de Santa Teresa y el primer centenario del nacimiento
de Thomas Merton, de los que hemos hecho alguna reseña en este sencillo
boletín.
Aunque la iglesia, está continuamente en
movimiento, y si nos fijamos, el motor es la Eucaristía, quiero hacer mención a
dos acontecimientos importantes, que han sucedido en estos días, uno es la
apertura del jubileo de los ocho siglos de la fundación de los dominicos por Santo
Domingo de Guzmán, en 1216 y el otro la apertura del año de la Misericordia por
el papa Francisco, el día de la Inmaculada Concepción.
Respecto al jubileo dominicano, hemos de
alegrarnos los albercanos, ya que la conexión con los dominicos, mediante la
Peña de Francia, siempre ha sido una constante en nuestra historia.
Particularmente muchos de mis recuerdos están relacionados con este hecho, pues
¿Quién no recuerda al P. Constantino, paseando y saludando a nuestros paisanos
por las calles de la Alberca? ¿Y cómo no recordar a Pablo Puerto, ahora que se
cumplen 5 años de su fallecimiento? ¿Cómo no recordar el “Monte Tabor”, que
vivimos, él, Isidrito y yo en la tarde del 25 de julio de 1973, en la Peña de
Francia? Estos sólo son algunos, hay muchos más. Yo recuerdo como algo mágico,
el Congreso Eucarístico organizado por D. Saturnino en el 1958. Con mis ojos de
niño recuerdo las veladas en la Plaza mayor, con autos sacramentales,
películas… y los sermones del P. Royo Marín OP.
Pero tenemos que reconocer la labor que los
dominicos, han hecho en su larga historia. Doscientos años antes de la famosa
universidad de Harvard, habían ellos creado ya universidades en América, que se
han contado por centenares, a lo largo de la historia y ellos han contribuido a
que la conquista, en Hispanoamérica no haya sido un genocidio, como han hecho
otros países en otros sitios.
Pongo aquí una breve reseña del famoso
sermón de Montesinos, tomada del congreso que se celebró en 2011 en San
Esteban:
La intervención del dominico A.
Montesinos
El 21 de diciembre de 2011 se
cumplieron 500 años de este sermón, en el cual movido por el Espíritu Santo
Montesinos, cambió el rumbo de las relaciones sociales y puso humanidad a unas
relaciones presididas por la avaricia, el lucro y hasta el desprecio de los
colonizadores hacia los nativos en las nuevas tierras descubiertas.
En 1508 Roma concede a España el
Patronato de las Indias, pues se había tomado en serio el deber cristianos de
propagar el evangelio en las tierras conquistadas (en 1514 se le concede a
Portugal). Los reyes españoles por tanto expresaban su deseo de humanidad para
los habitantes de las tierras conquistadas; pero los intereses y la ambición de
riquezas, deshacían estos buenos deseos.
Algunos misioneros, no podían soportar
el trato dado a nativos, tratados como seres sin razón y esclavizados, sin
poder contener su compasión por ellos. La protesta solemne llegó el 21 de
diciembre de 1511 con el sermón de Antón
Montesinos:
“¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois
obligados a amallos como a vosotros mismos?... Tened por cierto que en el
estado en que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos, que
carecen y no quieren la fe de Jesucristo”
No está claro si este es el texto real;
pero no puede negarse la denuncia. Las protestas contra este “atrevimiento”
llegaron a la corte y el rey vio la necesidad de estudiar esos asuntos que tanto
habían conmovido a España y América. Las respuestas a tales cuestiones
combinaban la defensa de los derechos naturales de
los indios con la defensa de una visión teocrática de la
sociedad civil y política. En las juntas de Burgos de 1512, muchos teólogos
admitían que el título del dominio del rey sobre las Indias era donación
apostólica, a partir de la jurisdicción temporal del Papa sobre el universo,
declarándose formalmente en el Requerimiento, redactado por Juan López de Palacios Rubios, que
debía leerse a los indios antes de cualquier acción armada. Ello da lugar a la duda indiana.
Francisco
de Vitoria sobre el poder
temporal del papa está a lejos del requerimiento y del teocratismo de Palacios.
No niega la conquista; pero no funda su justicia en conceptos como la
infidelidad, presentes en aquel tiempo. La
Escuela Teológica-Jurídica de Salamanca negará ese poder temporal al papa y
buscará títulos basados en el derecho natural y de gentes, y sólo confieren al
papa en el primer momento antes de la conversión de aquellos pueblos, potestad
para la evangelización.
Bernardino
de Minaya, dominico,
viaja a Roma, después de haber recorrido medio mundo, por encargo del obispo
Garcés y consigue acercarse al papa
Pablo III, con la ayuda del General de la Orden. El Papa responde con la
bula Sublimis deus el
2 de Junio de 1537. Por fin el indio americano tendrá un documento eclesiástico
en el cual se le reconoce su dignidad humana.
Así
vemos, como el sermón de Montesinos fue el inicio, la chispa, la puesta en marcha
de un proceso que concluyó poco más de veinte años después en el reconocimiento
de su dignidad.
Montesinos, de las Casas y
otros muchos misioneros menos conocidos y anónimos merecen ser considerados
santos, aunque ni siquiera muchos de ellos estén beatificados. Unos pocos
hicieron mucho por muchos.
Sean recordados y bendecidos
por las nuevas generaciones, aunque su memoria por desgracia se olvide, en
estos tiempos que nos ha tocado vivir.
Podéis
entrar con el siguiente enlace, a la página, en la que pongo esto y además, ver
tres interesantes vídeos:
El
segundo evento importante que reseñamos aquí, es la apertura del año de la Misericordia por el papa
Francisco. Si no somos misericordiosos, pereceremos. Bien claro lo dice Jesús: 41Entonces dirá también a los de su izquierda:
``Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el
diablo y sus ángeles. 42``Porque tuve hambre, y no me disteis de
comer, tuve sed, y no me disteis de beber;…
Hoy más que nunca, se necesita más de la misericordia; pero
por desgracia es cuando menos se practica. Es la ambición, el poder, el
dominio, lo que prima en los dirigentes y el individualismo, el hedonismo y
parte de lo anterior, lo que prima entre la mayoría de nosotros. En este
sentido, hay que reconocer la labor de las ONG, que están dando un ejemplo
encomiable y poniendo bálsamo en tantas heridas abiertas.
A este respecto, el cardenal Walter Jasper, en su libro “La
misericordia, clave del evangelio y la vida cristiana”, afirma al
principio: “El siglo XX fue una centuria
terrible… el
XXI ha comenzado
marcado por la amenaza de un terrorismo despiadado…” Hay que comentar
que la edición de este libro es de 2013, y en estos últimos años la situación
ha empeorado y no sólo del terrorismo, sino de hambrunas, desplazamientos
migratorios, guerras, desplazamiento de refugiados…. En la página 18 afirma: “tres papas de la segunda mitad del siglo XX
y comienzos del siglo XXI nos han propuesto el tema de la misericordia.
Verdaderamente no se trata de un tema secundario, sino de un tema fundamental
del Antiguo y nuevo Testamento, de un tema fundamental para el siglo XXI como
respuesta a los “signos de los tiempos””. Y en eso estamos, con la asignatura
pendiente de la misericordia. Nos advierten que llega…, que está llegando y no
hemos ido todavía a comprar aceite.
Os invito a leer la encíclica del papa “Misericordia
Vultus”, que la podéis encontrar en este enlace, los que leáis esto por
internet:
Pedro Becerro Cereceda
Huellas
Al
llegar la hora de la cena de navidad, todos nos reuníamos
alrededor de la mesa “esa noche” la más santa del año, después de la bendición
de los alimentos, el abuelo contaba ésta
historia.
SUEÑO
DE NAVIDAD
Una
noche en sueños vi que con el Señor caminaba, junto a la orilla del mar, bajo
la luna plateada.
En
los cielos, toda mi vida veía representada en celestiales escenas, que en
silencio contemplaba.
Dos
pares de firmes huellas, en la arena de la playa iba dejando, mientras Jesús y
yo cual amigos conversábamos.
Miro
hacia atrás, y esas huellas reflejadas en la arena, observo que algunas veces
en vez de ver los dos pares, veía solo un par de ellas.
Y
aquel solo par de huellas, sé advertían mayormente en días de miedo y tristeza,
cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza.
Pregunté
triste al Señor:
-¿Señor,
tú nos has prometido que en horas de flaqueza, siempre a nuestro lado estarías?
Y noto con gran dolor que en medio de tanta duda, de dolor que aflige y corta como
cuchillo mis venas, solo está un par de huellas ¿Dónde están las otras dos?
El
Dios Hijo con ternura y compasión acariciando mi rostro contesta:
-Escucha
bien hijo mío, comprendo tu confusión, siempre te amare y te amo, y en tus
horas de dolor, de confusión y tristeza, a tu lado permanezco aunque tú no me veas.
Más
si en algún momento ves que al caminar,
solo dejas dos huellas, es que en tu aflicción, no quedan huellas de tus
pisadas completas, porque esas que no ves, en mis brazos yo las llevo para
aligerar las penas.
Isaura Díaz Figueiredo
DE MAYOR SERÉ COFRADE
Unos quieren ser
artistas / Curas, médicos, toreros.
No faltan los
futbolistas
Hasta incluso,
bandoleros.
Pero el niño que te
cuento / Un gran deseo le invade
Con todo su pensamiento
De mayor el ser
cofrade.
No está mal, dice su
madre / Que tenga ese sentimiento.
Lo peor veo a su
padre
Descansando en el
asiento.
Para entrarle en el
oficio / De que vaya en la Minerva.
En casa que haga
ejercicio
Que el que mucho,
mucho observa…
Lleva el mayor
beneficio.
Con cuatro sillas en
casa. / Monta un palio de juguete.
El almirez suena y
pasa.
Cofrades con
brazalete.
Campo-casa a la
cocina / Van en lenta procesión
Parándose en
cada esquina.
Con la mayor
precaución.
La abuela al paso se
inclina / Porta un amigo el copón.
El abuelo y la vecina
Se santiguan. ¡Qué
emoción!
El niñito que te
cuento / Y toda la vecindad
Cantan con
recogimiento
Pangue- lingua, con
piedad.
El chaval ya se ha
enterado / Aprueba con claridad.
Y en misa ya se ha
fijado
El cómo es, en
realidad.
Cuando cumple
diecinueve / Ya es cofrade de verdad
¡Del Santísimo! Y le
mueve
Ser caballero
cristiano.
Sencillo, noble
y hermano
De toda la
cristiandad.
Isidro
Barcala del Castillo
Han colaborado en este número: Ramón
Domínguez, SCJ, Cosme Puerto, OP, Urbano de la Varga, Isaura Díaz, Isidro
Barcala y Pedro Becerro.
Al
cofrade de verdad,
¡del
Santísimo!,
Le
mueve felicitarle las Pascuas a todos los albercanos,
deseándole
la paz, que Cristo trae a toda la humanidad.
Eso
es la Navidad.
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