sábado, 5 de diciembre de 2015

La búsqueda
No hay nada que obstaculice más el hallazgo que la búsqueda.
Klaus P. Medicus

         Cuando pierdo las gafas, me vuelvo loco buscándolas y a veces, he pasado por donde estaban más de una vez y no las he visto. Otras veces “buscando” algo he encontrado otra cosa, que daba por perdida.
         Todos sabemos cómo se descubrió la penicilina cuando no se estaba buscando. El Dr. Fleming buscaba otra cosa; pero supo ver más allá de “lo que veía”. Eso nos falta muchas veces. El otro día hablando con un amigo especialista en síntesis  orgánicas, me comentaba que la mayoría de moléculas que se obtienen para medicamentos, se encuentran de formas “casual”, cuando se está buscando otra cosa. Eso sí, después de invertir talento, tiempo y dinero.
         Estas reflexiones nos deben servir, cuando nuestra vida es una búsqueda casi continua, de “salud, dinero y amor”.
         Salud, porque estamos continuamente preocupados por chequeos, pruebas preventivas y curativas, alimentación sana, etc. Bien está todo ello, ¿pero no sería mejor, dejar que la vida fluya “saludablemente”, siendo esa nuestra meta, en lugar que sea la salud, en abstracto? Aquí también la búsqueda puede interferir en el  hallazgo.
         Dinero: “todos queremos más”, como decía aquella antigua canción. ¿Para qué?  Recuerden lo que decía Sabina: “es tan pobre que sólo tiene dinero”,  o el dicho popular, “esos emplean tanto tiempo en ganar dinero, que no les queda para gastarlo”. Yo a veces me pregunto ¿Qué tendrán en la mente esas personas, que son capaces de arruinar empresas e instituciones, por “llenar el saco”?. El profesor Luis Cencillo habla del “deseo incolmable”, de la naturaleza humana. Hay una historia que a mí siempre me ha impresionado, la del Padre Cadete, que vivió en el monasterio de las Batuecas. “Morituro satis”, era su lema, es decir, “para el que ha de morir basta”, ¿Qué es lo que basta? Poca cosa, para él: un libro para meditar, una escudilla donde poder alimentarse frugalmente y una calavera para recordar el lema. ¡Qué lejos del deseo incolmable, que nos invade hoy día!. Una vez más, la búsqueda nos pierde.
         Amor: algunas personas, tienen  “hambre afectiva”, que los psicólogos explican por la atención recibida en los primeros años de la vida. Esa búsqueda, hace que la vida fluya en continua búsqueda de afecto, a veces, donde parece que hay más luz, como en el cuento de Nasrudín, y no donde se ha perdido, con la consiguiente cadena de fracasos amorosos, neurosis, etc. Aquí se ve claro que la cita del principio no es tan paradójica, como pudiera parecer a primera vista.
         La física cuántica afirma que la observación afecta al resultado, a nivel microscópico; pero yo creo que a nivel existencial también. El evangelio es muy claro “buscad primero el reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura”. Pero ¡Ay,… el evangelio, yo no se lee!  También en los salmos encontramos: “Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los albañiles” o “si el Señor no vigila la ciudad, en vano se afanan los centinelas

         Podría terminar con otra cita: “Siempre está presente todo. ¡La libertad de elección es nuestra!”; pero si estamos ofuscados en la búsqueda de algo, no vemos el resto, que es infinitamente más que lo que buscamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario