Dios y los números irracionales
Dios
no sólo es un enigma,
es una sombra que se mueve siguiendo nuestros pasos y que
jamás podemos atrapar. Cuando más pensamos sobre su existencia, más se aleja
de nosotros. Permanece en silencio, ausente en las grandes tragedias de la
humanidad, sin detener
la mano de los criminales que provocan el mal. 3ª de
ABC publicado el 5 de noviembre de 2025
de Pedro García Cuartango,
Estas dos fotografías (tomadas de internet) tiene mucho en común
Seguimos con otro
fragmento del artículo: “Soy muy
consciente de que los creyentes argumentaran que el único camino
para escuchar la voz de Dios es la fe. Y explicarán la existencia del mal por el libre albedrío de los seres
humanos. No puedo rebatir estas afirmaciones. La fe es una apuesta, una
opción personal, tan razonable como el ateísmo o el agnosticismo.”
Abro paréntesis: hay una frase en el hermoso cántico eucarístico “Tantum ergo,
dentro del Pange lingua”
que dice en latín “Prestet fides
suplementum, sensuum defectui”, que significa: ¡Que
la fe, complete, lo que la razón no alcanza! Nada más y nada menos. Cierro
paréntesis.
Y
a lo que iba: Hace tiempo que le vengo dando vueltas a esto. : ¿Por qué los
números irracionales, que tienen infinitos decimales, y son tan escurridizos?
Si recordáis, los números se clasifican en naturales, enteros, racionales e
irracionales, estos son los Reales y cada número está representado por un punto en la recta, que
no tiene principio ni fin. Luego están los complejos; pero no os asustéis, voy
a escribir poco de matemáticas.
Pues
bien. Si os habéis asomado, por poco que sea al mundo de las matemáticas, os
habréis maravillado por lo que allí se encuentra y que números como Pi, que
descubrimos en la escuela primaria, el número aúreo, la sucesión de Fibonacci,
con la que está relacionado, el número e, base de los logaritmos neperianos,
por poner algún ejemplo, nos abren a un mundo de maravillas, en la que
Alicia se sorprendería más que en su
“país”.
¿Y
que tiene esto que ver con Dios? Ahora lo explico, fijándome en un sencillo
número, la raíz de dos, que es un número irracional. Tiene por tanto infinitos
decimales. Decíamos unas líneas más arriba que estos números están en la recta,
es decir que cada punto de la recta representa un número, luego este no va a
ser una excepción, comprobable con un sencillo experimento: si trazamos una
recta, la numeramos,,-2,-1,0,1,2…. y sobre el segmento [0,1] construimos un
cuadrado, trazamos la diagonal y de paso recordando el teorema de Pitágoras hallamos
que la diagonal vale raíz de dos y finalmente cogemos un compás, “pinchamos” en
cero y situamos la punta en el vértice opuesto, por tanto la abertura es
precisamente la raíz de 2. Ahora lo giramos hacia la derecha hasta llegar a la
recta, luego la raíz de 2 está en ella.
Ahora
vamos a buscar ese punto, total, no va a ser difícil, está entre 0 y 1 y
afinando un poco más entre1,4 y 1,5 seguimos afinando entre 1,41 y 1,42,
seguimos afinando: entre 1,414 y 1,415 y así ¿Hasta cuándo? Cuando yo era
profesor le decía en broma a mis alumnos ¡Si vais al infierno, por no saber
matemáticas, estaréis toda la eternidad, haciendo esto; pero luego le decía que
Dios es bueno y lo único que les podría ocurrir es que tuvieran que examinarse
en septiembre.
Ahora
os pido que nos fijemos en lo escrito en la nota de entrada, que aquí
reproduzco: Dios no sólo es un enigma, es una sombra
que se mueve siguiendo nuestros pasos y que jamás podemos atrapar.
Este
sencillo ejemplo nos da una idea, burda, si queréis de ello; pero yo añado. Si
sé que está ¿Por qué me preocupo tanto de
encontrarlo exactamente? La diagonal del cuadrado la aproximo con pocos
decimales y me sirve. Y a Dios le digo Padre
nuestro que estás en el infinito, acércate tú, que puedes a mí que soy finito y
no puedo acercarme a ti.
Y
termino con una sincronicidad, que me ha ocurrido hoy: abro YouTube tuve y sin buscarlo
me he encontrado con este vídeo, en el que el
autor presenta un libro sobre la Divinidad de Jesucristo, desde un punto de
vista científico. Hace pocos años este autor, José Carlos González-Hurtado
presentó el libro Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios, en el
que en el prólogo podemos leer el epitafio de la tumba del gran matemático
Riemann “Para los que aman a Dios, todo
es para bien” (Rm 8,28)
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