Un libro, una estampa, un lápiz y un papel
Las
palabras nos abren puertas a otras situaciones, reales o ficticias.
Lo digo yo, aunque lo habrá dicho alguien antes.
La letra de una canción
que cantábamos en mi infancia, decía ”D.
Juan de la pipa rota, ¿Con que se la
curaremos?, con un palo que le demos
¿Dónde está el palo?, la lumbre lo
ha quemado. ¿Dónde está la lumbre?, el
agua la ha apagado. ¿Dónde está el
agua?, el buey la ha bebido. ¿Dónde está
el buey?, a sembrar trigo se ha ido.
¿Dónde está el trigo?, las gallinas
lo han comido. ¿Dónde están las gallinas?,
poniendo huevos. ¿Dónde están los
huevos?, los frailes los comieron. ¿Dónde están los frailes?, diciendo misa.
¿Dónde está la misa?, debajo la camisa. ¿Dónde está el sermón?, debajo el camisón, ron,
ron”
Cada palabra, en negrita
nos abre una situación nueva, pasada o presente, todo mezclado. Nada se refiere
al futuro, sin embargo, salvo el ron, ron final, que indicaba que el tiempo del
“zambulerio” (columpio) había
terminado y era necesario bajarse, para que otros lo ocuparan.
Algo parecido acurre con el
título, de esta entradilla: Un libro: ¿Qué libro?, “Mensajeros
de amor, luz y gracia”, de Terry Linn Taylor, Ed. Luciérnaga. ¿De qué trata
este libro? De los ángeles. ¿Dónde están
los ángeles?, en el cielo. ¿Dónde está
el cielo? Perdón, me he ido a la canción infantil y no me he dado cuenta, que
ya no soy un niño ¿O sí?
Efectivamente el libro
trata de los ángeles; pero no da definiciones, al estilo de Santo Tomás, ni nos
dice dónde están, ni nada por el estilo, simplemente en la medida que va
desarrollándose la lectura, va haciéndonos notar su presencia misteriosa y
reconfortante en nuestras vidas. Así por
ejemplo, en la página 102, después de la cita de Hebreos 13:2 “No olvides la hospitalidad, pues por ella,
algunos sin saberlo hospedaron a ángeles” y continúa: “Cuando de forma consciente, nos proponemos cultivar
cualidades divinas, de vez en cuando los ángeles proporcionan pruebas, que
permiten saber cómo lo estamos haciendo”. Puede ser, opino yo, que de
alguna manera, reconocer, que estamos en el buen camino de nuestras vidas,
respondiendo a la petición que hacemos al Señor, del salmo 25: “Muéstranos Señor tus caminos e instrúyenos
en tus sendas”. Por alguna “sincronicidad” o “diosidencia”, se nos
muestra que seguimos avanzando en nuestro desarrollo espiritual.
Entonces ¿cómo encasillar
este libro? Yo diría que no merece la pena, encasillar este libro, ni muchas
cosas en la vida. No es un libro de auto ayuda, ni de meditación, ni de
consejos… es de todo y de nada de eso. Es un libro “resonante”, concepto, según
el cual un compuesto químico, puede
tener varias estructuras moleculares a la vez, participando de todas ellas, con
distintos porcentajes. No hay tiempo ni espacio aquí, para comentar exhaustivamente
el libro, por eso paso a la estampa.
La estampa es un
calendario de 2018, con la imagen de San Martín de Porres, que utilizo como marca
páginas en ese libro. Bien mirado, San Martín, podría ser otro ángel que nos
acompaña en nuestras vidas, cargadas de ego, en los complicados tiempos que nos
toca vivir. Podríamos decir, parafraseando a las escrituras que “se
despojó de su rango y cogió la escoba”. Practicó la humildad y se
dispuso a barrer. ¡Cuánta humildad necesitamos, en nuestras vidas! y ¡Cuantas
cosas tenemos que barrer!
El
lápiz ¿Qué pinta aquí un lápiz? Me explico: Cuando leo,
suelo tener a mano un lápiz, normalmente de mina de grafito, no sé por qué
pienso que contamina menos que la tinta de un bolígrafo o pluma y voy anotando
cosas que me llaman la atención del libro. Luego, como persona desordenada, que soy, normalmente las
pierdo o las rompo y ahora, el que tengo
delante es una hoja de papel, que
arranqué el otro día de un cuaderno, por considerarla irrelevante y que me
lleva otra vez a pensar en el caos de la vida, que tan bien refleja la canción
infantil del principio. En efecto, se refiere esta nota al libro que tanto éxito
ha tenido: “La magia del orden” de Marie
Kondo, edición de bolsillo, y leo en dicha hoja, estoy decidido a encontrar el orden, y una nota del libro de la
pág. 28 “Tan pronto como empieces
reajustarás tu vida”. Hay otras cosas que dicen cómo hacerlo; pero afortunadamente,
no he hecho caso. La nota tiene fecha, el 26 de junio de 2017. El orden ha
mejorado; pero por otras causas, no por seguir los consejos del libro. Y
curiosamente, hace poco ha aparecido otro libro relativo al orden, titulado “El poder del desorden”, de Tim Harford.
Lo tengo pendiente de leer, y apuntar con el lápiz notas en una hoja de papel.
Ya veremos, aunque lo más probable, que “las recetas”, con los buenos
propósitos, no las cumpla. Afortunadamente.
Y ya está. Podría seguir;
pero estoy cansado de escribir. Espero que los ángeles, a los que alude Terry
Linn, me envíen algún mensaje. Pues eso son: mensajeros
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