Sincronicidad
Cap. 7, la Fuente Creadora (2)
“El
universo puede haber surgido de un big
bang de una energía ilimitada. Pero considerándolo desde otra perspectiva,
incluso, esto es sólo una pequeña “ondulación” dentro de la enorme actividad
del fundamento, que surge de una fuente eternamente creadora que está más allá
de los órdenes del tiempo”.
Sincronicidad,
F. David Peat, Pág. 138
Fotografía de Clara G. |
Seguimos, tomando notas de este magnífico
libro de F. David Peat, el cual sin embargo, no nos aclara “casi nada”; pero
que nos fija, si cabe más en el Misterio. Nuestra mente no puede enterarse completamente
de lo que pasa y de cómo funciona el mundo. Me viene a la mente la parábola del
niño-ángel de San Agustín. Nuestra mente es un pequeño “pozuelo”, comparado con
el mar de la inteligencia infinita. Por lo que advierto al posible lector de
estas líneas, que si quieres enterarte de algo, abandone. No es este el sitio,
aunque si puedes profundizar en el misterio, alejándote aún más de las posibles
certezas.
Ahora nos situamos en la página 135, en
el apartado El estado de vacuidad, en el que comienza haciendo un repaso
histórico somero del pensamiento de Demócrito y Leucipo, según el cual el mundo está compuesto por
átomos, mientras que Heráclito, sostenía que la naturaleza surgía de un flujo primordial en el que existe un movimiento constante
entre la unidad y la diversidad. “El
uno está compuesto de todas las cosas y todas las cosas se derivan del uno”.
A principios del siglo XX, la moderna teoría cuántica, parece confirmar la
intuición de Demócrito y Leucipo. Pero en la versión del campo cuántico, los
procesos elementales ocurren dentro de un fondo que es parecido al de un flujo
eterno.
Según
esta segunda teoría, las partículas elementales están en un estado constante de
formación y disolución dentro de lo que se llama el estado fundamental o estado
de vacuidad.
Y en esta misma página, la 136, leemos:
“Paradójicamente, la nada del estado fundamental, del que se sostiene el
universo, es un vacío y un pleno. Es un vacío porque, al igual que en concepto
cotidiano del espacio vacío, la materia puede moverse a través de él sin
interrupción. Pero también es un pleno porque está infinitamente lleno de
energía… Al igual que Atum-Re creó los dioses del océano primordial, las
partículas elementales y el universo mismo surgen de un “mar de energía”
hirviente que tiene la apariencia de la nada…”
Más adelante señala, como los sistemas
mecánicos aislados del resto del universo agotan su energía, con el tiempo,
como las baterías de os coches y las estrellas, que acaban muriendo, esto no se
aplica al mundo cuántico, porque el estado de vacuidad tiene un potencial
infinito y su energía ilimitada provoca, no sólo las partículas elementales y
todas las transformaciones de energía, sino incluso el espacio-tiempo.
En la siguiente página cita al físico
teórico John Weeler, que ha descrito gráficamente el caso de un espacio-tiempo
cuyo origen está en el mar infinito de energía, conocido como el estado de
vacuidad, con el símil del mar, visto desde un avión a gran altura, o visto a
pocos metros de la superficie, o visto desde un bote, en el que las olas se
convierten en espuma al romper, anotando que el espacio está compuesto por una
estructura parecida a la espuma.
Para terminar las notas tomadas en este
apartado, cito literalmente, de la página 138 un concepto abstracto y
escurridizo: “La gran teoría unificada de las partículas elementales destaca el
papel de las simetrías abstractas durante las primeras fracciones del big-bang.
Poco antes de su muerte, Heisemberg afirmaba que los niveles más profundos de
la realidad no implican partículas,
sino simetrías… Estas simetrías se
llaman abstractas porque son muy distintas a las simetrías normales,… que se
encuentran por ejemplo en un copo de nieve… más bien son las simetrías de
campos cuánticos, que se definen en espacios matemáticos abstractos. Según
estas teorías, el estado fundamental del vacío posee un alto nivel de simetría,
que es “roto” progresivamente por la aparición de partículas elementales”
El siguiente apartado, La pléroma, hace
alusión a la clave de la cosmogonía de C. G. Jung, término antiguo que tiene su
origen en los mitos gnósticos de la creación y significa un fundamento o
“divinidad” del que nace toda realidad, y acompaña una cita de “VII sermones ad
mortuos” que reproducimos aquí:
“Escuchad:
Yo empiezo con la nada. La nada es igual a la plenitud. En la infinidad, lleno
no es mejor que vacío. La nada está vacía y llena […] Una cosa que es infinita
y eterna no tiene cualidades, puesto que posee todas las cualidades.
La nada de la plenitud la llamamos la pléroma.
Allí dentro terminan el pensamiento y el ser”.
Y más adelante en la página 140 “…en la
teoría del universo de la mente y la materia de Jung, toda realidad se
encuentra en la creatura, que tiene su fundamento en la plenitud de la pléroma…
Es dentro de este movimiento básico que deben surgir los arquetipos… Las
sincronicidades que han sido llamadas la activación de los arquetipos, ya no
implican simplemente una forma ocasional de coincidencia, sino la relación
significativa esencial entre los aspectos
mentales y materiales del universo”
A continuación, cita la obra del lógico
y matemático G. Spencer-Brown, según la
cual “La generación de la forma empieza
con la nada, una página en blanco en el cuaderno del lógico, un vacío una
pléroma. En este vacío se coloca una sola marca, una línea en una página en
blanco. Esta es la primera distinción… el acto inicial de creación, el dibujo
de una distinción dentro del vacío, y de este surgirá un mundo de dualidades y
opuestos que llevan hacia la generación de la forma y del tiempo” Pág. 141.
Más adelante cita a Hegel, según el cual
el mundo surge del fundamento del ser y la nada a través del movimiento de la
dialéctica y apunta que la lógica de Spencer-Brown, de Jung o los mitos de la
creación no es una forma estática sino que es
la imagen de un acto creador de percepción dentro de un vacío sin
contexto y yo me pregunto ¿Quién hace el primer acto de percepción?
Cita posteriormente a los tibetanos, en
el que las fuerzas cósmicas encuentran su equilibrio perfecto en el Bardo. A
Nicolás de Cusa, a Meister Eckhart, del siglo XIII, para el que esta actividad
es Dios, que fluye de la divinidad que es la fuente de toda potencialidad y la
resolución de toda distinción.
Termina este apartado, con una referencia
a los nombres y a los mantras. El nombre
no se escoge accidentalmente, sino que sus vibraciones deben estar en armonía
con el cuerpo, el pensamiento y el universo y establece las primeras categorías
que más tarde llevan a la estructura entera del pensamiento y termina el
apartado con la siguiente frase: “la percepción creadora que actúa dentro del
vacío sin contexto, por lo tanto se equipara con el nombre o la palabra, cuyas
resonancias existen antes de toda forma y estructura. Al igual que la fusión de
dualidades libera energía de la pléroma a la creatura, esta energía se
simboliza en las vibraciones físicas y mentales del hombre” Pág. 148
Pasa al siguiente apartado, titulado Contextos
y estructuras, en el que leemos,
Pág. 148 “La formación de distinciones,
dualidades y categorías es el primer paso en ordenar el mundo. Las categorías
existen antes que el lenguaje y la
razón, pues es a través del ordenamiento de categorías que estructuras de
pensamiento pueden surgir y la mente puede responder de un modo racional al
mundo explicado. Las primeras distinciones que se crean por medio de un acto de
pura percepción no requieren ningún contexto. Pero en su surgimiento del vacío
también empieza a formarse un contexto que es capaz de actuar recíprocamente
sobre estas categorías. Es a través de este movimiento bilateral entre
contextos y categorías, o dualidades, que se establece el significado”.
Leemos más adelante “Un flujo de
significado se puede percibir claramente mientras se escucha música, lo que el
compositor Edgar Varese ha llamado la “corporización del pensamiento” Así,
tomando como ejemplo las cuatro primeras notas de la Quinta sinfonía de L. V.
Beethoven, al escuchar las notas que surgen del vacío, por primera vez, están
desprovistas de significado; pero si se le da un contexto inicial, como “el
destino llama a la puerta” o cuando fueron emitidas por la BBC durante la segunda guerra mundial, como
símbolo de libertad, establecen sus resonancias en la mente y producen una gran
variedad de predisposiciones y esperanzas en el oyente. Esto es, en efecto la
generación del primer contexto y mientras la música sigue sonando, este
contexto empieza a crecer. Arnold Schónberg mantenía que todos los temas
de esta sinfonía, e incluso su estructura íntegra, se derivan de sus primeras
estrofas.
Y termina este apartado, Pág. 149 “Del mismo modo, una distinción o dualidad
aparece por primera vez en un vacío, para crear un contexto. Mientras la
distinción y el contexto crecen juntos, crean un mundo cambiante de orden y
significado, que nunca se puede fijar sino que actúa constantemente sobre sí
mismo”
Pasamos finalmente al último apartado de
este capítulo, Conclusiones y resumen. Y leemos Pág. 149 “El universo surge de una fuente creadora, cuya acción principal es una
percepción incondicional en el vacío que, provoca las primeras distinciones y
dualidades sin contexto. Estas dualidades, que fluyen de la fuente, crean un
contexto cambiante que luego actúa recíprocamente sobre ellas para producir una
discriminación y diferenciación continua”.
Y en la siguiente página: “La sincronicidad fluye de este movimiento,
que da a su sujeto un sentido del significado más profundo del universo y una
intuición de los movimientos que fluyen de su fuente creadora. Pero esto
plantea una pregunta importante: ¿Por qué este proceso, que provoca y sostiene
el universo entero de la mente y la materia, parece ser tan singular e inusual
que se experimenta solamente durante una sincronicidad o una epifanía
religiosa?... ¿Por qué la sincronicidad se debe considerar una coincidencia
aislada de la mente y la materia, cuando una sola fuente esencial da origen al universo en cada
momento eterno?”
Es lo que nos preguntamos muchas veces,
cuando pensamos, que Dios nos ha abandonado, y esto no lo dice el libro, lo
pienso yo. Termina el capítulo con la promesa de responder a ello en el próximo
y último capítulo. Ya veremos…
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