Sincronicidad
8. Tiempo y
transformación 1ª parte
Una
sincronicidad actúa como un espejo, un espejo en el que se refleja el
plegamiento y desplegamiento constante del universo a partir de su fundamento.
F.
David Peat en Sincronicidad, Pág. 151
Comienza este capítulo,
repasando lo visto en las páginas anteriores, en lo que sigue intentaremos,
resumir los cuatro apartados del mismo,
es decir, la introducción, y los tres
apartados siguientes: La conciencia y el individuo, El tigre y la selva y El
cazador en el sillón, dejando para otra entrada, las diez últimas páginas.
La tesis defendida a lo
largo del libro ha sido que “…la mente y
la materia no son sustancias distintas sino que son las dos caras de una sola
realidad, órdenes que surgen de un espectro común que contiene órdenes sutiles
adicionales, y hasta ahora inexplorados…” y más adelante “La creatividad se extiende por cada elemento
de la naturaleza. Pero si este es realmente el caso, ¿por qué la creatividad no
es más evidente en nuestras propias vidas?”
Pág. 151. Añadiendo que la creatividad, se considera sólo en genios que
surgen en las artes y las ciencias. La mayoría de la gente, cree que su
capacidad creativa está seriamente limitada, por las actividades diarias, del
trabajo, relaciones familia… que hace que se canalice por límites estrechos,
determinados por las circunstancias de la vida. Y yo ahora me acuerdo, y esto no
viene en el libro que estoy comentando, que C. F. Gauss, el “Prínceps matematecurum”, estaba casi ciego, tenía
creo que ocho hijos y no sé cuántos
gatos, de los que estaba rodeado cuando escribía sus teoremas y teorías
matemáticas. Cierro paréntesis.
Muchas personas se sienten
atrapadas, por traumas de la infancia, en el vecindario, en la familia, la
situación política del país en el que viven. Pone el autor el ejemplo de
Irlanda del Norte y lo vemos en estos días en una parte de nuestro país, en
oriente medio y en tantos lugares, cuya inestabilidad política y económica es
evidente, en los que cualquier posibilidad de transformación creadora parece
ser completamente imposible. Cita también el problema ecológico, causado por la
forma en que la raza humana trata al planeta y se hace la siguiente pregunta “¿Cómo puede haber sucedido esto? ¿Por qué
la creatividad no es capaz de animar a la sociedad y al individuo para que las
naciones puedan enfocar el cambio de modos libres y abiertos, por el bien de
todos, y para que la vida de cada individuo se llene de significado?” Pág.
152. Y más adelante reflexiona sobre el funcionamiento de la sociedad y el individuo
dentro de ella, que funcionan de una manera mecánica, mientras que la fuente
creadora es ilimitada. Y copiamos
literalmente, pág. 153 “¿Esto significa
que la fuente creadora se ha vuelto inherentemente limitada, o disminuida por
la conciencia que ella creó? Ello parece inverosímil, dado que aquellas estructuras
materiales que parecen ser eternas deben ser, de hecho, constantemente
recreadas y mantenidas desde un contexto más amplio que puede cambiar
inesperadamente… El problema, por lo tanto, no puede estar en la naturaleza general
de la conciencia misma, sino en alguna característica especial o “error” que
haya aparecido silenciosamente en la evolución de la raza humana” ¿A qué
les recuerda esto?
Termina la introducción al
capítulo con el siguiente párrafo, Pág.
154 “Para explorar estas cuestiones y
llegar a una nueva comprensión de la naturaleza de la sincronicidad, es
necesario investigar la naturaleza del tiempo, que también es un aspecto clave
de la sincronicidad, y explorar la cuestión de la evolución del “sí mismo”. De este modo se descubrirá una respuesta que explica por qué la mente
humana está limitada en su creatividad cuando surge del orden ilimitado de la
creatividad”
En el siguiente apartado La conciencia y el individuo, comienza
definiendo la conciencia como “un orden
sutil con un movimiento delicado, sensible e intangible que es muy distinto al
orden de la materia explicada, pero que son inseparables dentro del espectro
común de órdenes” Pág. 154 y continúa: “La
conciencia no se puede reducir de ningún modo a los funcionamientos físicos del
cerebro, ni se puede decir que estos procesos materiales estén totalmente
condicionados por la mente, sino que la mente y el cerebro surgen como dos
aspectos indivisibles de la única fuente fundamental”.
A lo largo del libro se ha
ido afirmando que procesos de la naturaleza tienen un aspecto mental, calificado como “inteligencia objetiva”, así
el movimiento de las electrones dentro de un plasma, o la unidad de células del
moho del cieno, que son similares al comportamiento cooperativo de un grupo de
humanos, lo que sugiere que exista una forma de ”inteligencia” dentro de la
materia.
No obstante, la palabra
“conciencia” se utiliza para indicar la concienciación y atención en la mente
del individuo más que del universo y en la misma página: “Al igual que la partícula elemental se despliega en el campo cuántico…
el vórtice sale del rio, una conciencia individual puede surgir del orden
esencial complejo de la conciencia que se extiende por el universo entero. La
mente individual es una especie de localización o concentración de conciencia
que se despliega en el cerebro y en el cuerpo del individuo… Así como el
vórtice no tiene independencia absoluta de las ondas ni de los otros vórtices
del rio, una mente individual no puede separarse de la conciencia de la sociedad
como conjunto.”
Desde el punto de vista
histórico, sólo recientemente una conciencia individual se separó de la mente
del grupo social. Muchos pasajes del Antiguo Testamento no hacen distinción al
hablar de la tribu y del representante individual. Esta unidad entre el
individuo y la tribu ha sido calificada como “personalidad colectiva”.
Originalmente la
conciencia contenía el mundo entero, pero en el individuo se vuelve fija y
concentrada, vinculada a su cuerpo, que con las vivencias, recuerdos, experiencias…
se llega a una conciencia personal, es decir la conciencia se despliega en la
mente individual; pero el precio por todo esto parece haber sido el desarrollo
del “sí mismo”, que aísla cada vez
más de un contacto directo con la naturaleza y la sociedad y que incluso está
separada de sí misma, ya que gran parte de la mente es inconsciente; pero
algunos místicos afirman que esta separación no es absoluta y que se puede
lograr un profundo sentido de unidad con el universo entero. “La vida está impregnada de significado y en
un sentido de “unidad” con toda la naturaleza” Pág. 156.
Algo parecido es lo que
ocurre en una sincronicidad, cuando una persona experimenta una fuerte
sensación que une los pensamientos internos, los sueños y los sentimientos con
patrones de sucesos del mundo externo.
A continuación en el
apartado El tigre la selva. Con esta
imagen, del tigre que se funde con toda la selva: “El tigre ha percibido el peligro y se funde en un segundo plano,
observando la selva con gran intensidad… su cuerpo entero expresa su absoluta
atención y vigilancia. En un sentido casi intemporal, el tigre forma un
conjunto con la selva y reacciona a cada matiz de su entorno… Un repentino
destello de color o susurro de la naturaleza se percibe como un “sexto
sentido”… el destello del movimiento, es la pura percepción sin filtrar que se
registra en una fracción fugaz de segundo. Dentro de tal concienciación elevada
no existe ninguna división entre la mente y el cuerpo, pues la percepción es
una función del organismo en su totalidad”
Igual ocurre en la mente
humana, cuando un movimiento repentino es percibido por el sexto sentido “El significado y el reconocimiento del
objeto,… se despliegan de un movimiento muy complejo que empieza… con una
concienciación no diferenciada muy rápida, en la que no existe ninguna separación entre el observador y lo observado”
Pág. 158, y más adelante: “Durante la
cacería, la concienciación y la atención funcionan perfectamente armonizados y
no hay ninguna sensación del paso del tiempo, pues el cazador vive en un
presente eterno” Algo parecido sucede cuando una persona escucha
atentamente un tema musical o está inmersa en un proceso creativo.
Y pasa al siguiente apartado
titulado El cazador en el sillón, en
que explica como contrapunto a la conciencia sin límites, en medio de la
cacería o a la sensación de comunión de las tribus más antiguas.
Al irse desarrollando la
civilización, los individuos empezaron a funcionar como entidades aparte de la
sociedad con una sensación creciente de la propia independencia, de modo que
los pensamientos, los sentimientos y las emociones empezaron a configurar lo
que ahora llamamos “si mismo”, que
se hizo más rígido y se convirtió en el centro de atención, Se agarra a lo
cómodo y seguro y evita todo lo que amenace a su supervivencia. Estas imágenes
mentales internas, mantenidas a base de mucha energía, se proyectan hacia la sociedad como creencias colectivas.
Todo esto ha dado lugar a un
nuevo orden, en el que las necesidades absolutas, objetivos, creencias y
aspiraciones ocupan una posición dominante, perdiendo el sentido de la
naturaleza. Así está la humanidad actual, autodividida, confusa, que ha perdido
el contacto con el cuerpo y está desprovista de cualquier significado del
universo. Pero todavía hay mentes, como
T.E. Lawrence que escriben:
Nos
pusimos en camino en una de esas albas despejadas en que el sol despierta los
sentidos. En esa mañana, durante alrededor de una hora, los sonidos, olores y
colores del mundo impregnaron al hombre individual y directamente, sin ser
filtrados o tipificados por el pensamiento.
Termina este apartado con
estas preguntas: ¿Es posible para la fuente creadora penetrar en la vida del
individuo? ¿Es posible que el equilibrio de la vida en este planeta se
restablezca y que, en un sentido más profundo del significado, funcione dentro del
individuo y la sociedad?
Yo pienso que si, y espero
que en las últimas diez páginas que quedan de este capítulo y de este libro, el
autor, nos dé esperanzas. Lo veremos en la próxima entrada.
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