domingo, 29 de octubre de 2017

Sincronicidad
8. Tiempo y transformación 1ª parte

 Una sincronicidad actúa como un espejo, un espejo en el que se refleja el plegamiento y desplegamiento constante del universo a partir de su fundamento.
F. David Peat en Sincronicidad, Pág. 151


Comienza este capítulo, repasando lo visto en las páginas anteriores, en lo que sigue intentaremos, resumir los cuatro  apartados del mismo, es decir, la introducción,  y los tres apartados siguientes: La conciencia y el individuo, El tigre y la selva y El cazador en el sillón, dejando para otra entrada, las diez últimas páginas.
La tesis defendida a lo largo del libro ha sido que “…la mente y la materia no son sustancias distintas sino que son las dos caras de una sola realidad, órdenes que surgen de un espectro común que contiene órdenes sutiles adicionales, y hasta ahora inexplorados…” y más adelante “La creatividad se extiende por cada elemento de la naturaleza. Pero si este es realmente el caso, ¿por qué la creatividad no es más evidente en nuestras propias vidas?”  Pág. 151. Añadiendo que la creatividad, se considera sólo en genios que surgen en las artes y las ciencias. La mayoría de la gente, cree que su capacidad creativa está seriamente limitada, por las actividades diarias, del trabajo, relaciones familia… que hace que se canalice por límites estrechos, determinados por las circunstancias de la vida. Y yo ahora me acuerdo, y esto no viene en el libro que estoy comentando, que C. F. Gauss, el “Prínceps matematecurum”, estaba casi ciego, tenía creo que ocho hijos y no sé  cuántos gatos, de los que estaba rodeado cuando escribía sus teoremas y teorías matemáticas. Cierro paréntesis.
Muchas personas se sienten atrapadas, por traumas de la infancia, en el vecindario, en la familia, la situación política del país en el que viven. Pone el autor el ejemplo de Irlanda del Norte y lo vemos en estos días en una parte de nuestro país, en oriente medio y en tantos lugares, cuya inestabilidad política y económica es evidente, en los que cualquier posibilidad de transformación creadora parece ser completamente imposible. Cita también el problema ecológico, causado por la forma en que la raza humana trata al planeta y se hace la siguiente pregunta “¿Cómo puede haber sucedido esto? ¿Por qué la creatividad no es capaz de animar a la sociedad y al individuo para que las naciones puedan enfocar el cambio de modos libres y abiertos, por el bien de todos, y para que la vida de cada individuo se llene de significado?” Pág. 152. Y más adelante reflexiona sobre el funcionamiento de la sociedad y el individuo dentro de ella, que funcionan de una manera mecánica, mientras que la fuente creadora es ilimitada.  Y copiamos literalmente, pág. 153 “¿Esto significa que la fuente creadora se ha vuelto inherentemente limitada, o disminuida por la conciencia que ella creó? Ello parece inverosímil, dado que aquellas estructuras materiales que parecen ser eternas deben ser, de hecho, constantemente recreadas y mantenidas desde un contexto más amplio que puede cambiar inesperadamente… El problema, por lo tanto, no puede estar en la naturaleza general de la conciencia misma, sino en alguna característica especial o “error” que haya aparecido silenciosamente en la evolución de la raza humana” ¿A qué les recuerda esto?
Termina la introducción al capítulo  con el siguiente párrafo, Pág. 154 “Para explorar estas cuestiones y llegar a una nueva comprensión de la naturaleza de la sincronicidad, es necesario investigar la naturaleza del tiempo, que también es un aspecto clave de la sincronicidad, y explorar la cuestión de la evolución del “sí mismo. De este modo se descubrirá una respuesta que explica por qué la mente humana está limitada en su creatividad cuando surge del orden ilimitado de la creatividad”
En el siguiente apartado La conciencia y el individuo, comienza definiendo la conciencia como “un orden sutil con un movimiento delicado, sensible e intangible que es muy distinto al orden de la materia explicada, pero que son inseparables dentro del espectro común de órdenes” Pág. 154 y continúa: “La conciencia no se puede reducir de ningún modo a los funcionamientos físicos del cerebro, ni se puede decir que estos procesos materiales estén totalmente condicionados por la mente, sino que la mente y el cerebro surgen como dos aspectos indivisibles de la única fuente fundamental”.
A lo largo del libro se ha ido afirmando que procesos de la naturaleza tienen un aspecto mental,  calificado como “inteligencia objetiva”, así el movimiento de las electrones dentro de un plasma, o la unidad de células del moho del cieno, que son similares al comportamiento cooperativo de un grupo de humanos, lo que sugiere que exista una forma de ”inteligencia” dentro de la materia.
No obstante, la palabra “conciencia” se utiliza para indicar la concienciación y atención en la mente del individuo más que del universo y en la misma página: “Al igual que la partícula elemental se despliega en el campo cuántico… el vórtice sale del rio, una conciencia individual puede surgir del orden esencial complejo de la conciencia que se extiende por el universo entero. La mente individual es una especie de localización o concentración de conciencia que se despliega en el cerebro y en el cuerpo del individuo… Así como el vórtice no tiene independencia absoluta de las ondas ni de los otros vórtices del rio, una mente individual no puede separarse de la conciencia de la sociedad como conjunto.”
Desde el punto de vista histórico, sólo recientemente una conciencia individual se separó de la mente del grupo social. Muchos pasajes del Antiguo Testamento no hacen distinción al hablar de la tribu y del representante individual. Esta unidad entre el individuo y la tribu ha sido calificada como “personalidad colectiva”.
Originalmente la conciencia contenía el mundo entero, pero en el individuo se vuelve fija y concentrada, vinculada a su cuerpo, que con las vivencias, recuerdos, experiencias… se llega a una conciencia personal, es decir la conciencia se despliega en la mente individual; pero el precio por todo esto parece haber sido el desarrollo del “sí mismo”, que aísla cada vez más de un contacto directo con la naturaleza y la sociedad y que incluso está separada de sí misma, ya que gran parte de la mente es inconsciente; pero algunos místicos afirman que esta separación no es absoluta y que se puede lograr un profundo sentido de unidad con el universo entero. “La vida está impregnada de significado y en un sentido de “unidad” con toda la naturaleza” Pág. 156.
Algo parecido es lo que ocurre en una sincronicidad, cuando una persona experimenta una fuerte sensación que une los pensamientos internos, los sueños y los sentimientos con patrones de sucesos del mundo externo.
A continuación en el apartado El tigre la selva. Con esta imagen, del tigre que se funde con toda la selva: “El tigre ha percibido el peligro y se funde en un segundo plano, observando la selva con gran intensidad… su cuerpo entero expresa su absoluta atención y vigilancia. En un sentido casi intemporal, el tigre forma un conjunto con la selva y reacciona a cada matiz de su entorno… Un repentino destello de color o susurro de la naturaleza se percibe como un “sexto sentido”… el destello del movimiento, es la pura percepción sin filtrar que se registra en una fracción fugaz de segundo. Dentro de tal concienciación elevada no existe ninguna división entre la mente y el cuerpo, pues la percepción es una función del organismo en su totalidad”
Igual ocurre en la mente humana, cuando un movimiento repentino es percibido por el sexto sentido “El significado y el reconocimiento del objeto,… se despliegan de un movimiento muy complejo que empieza… con una concienciación no diferenciada muy rápida, en la que no existe ninguna  separación entre el observador y lo observado” Pág. 158, y más adelante: “Durante la cacería, la concienciación y la atención funcionan perfectamente armonizados y no hay ninguna sensación del paso del tiempo, pues el cazador vive en un presente eterno” Algo parecido sucede cuando una persona escucha atentamente un tema musical o está inmersa en un proceso creativo.
Y pasa al siguiente apartado titulado El cazador en el sillón, en que explica como contrapunto a la conciencia sin límites, en medio de la cacería o a la sensación de comunión de las tribus más antiguas.
Al irse desarrollando la civilización, los individuos empezaron a funcionar como entidades aparte de la sociedad con una sensación creciente de la propia independencia, de modo que los pensamientos, los sentimientos y las emociones empezaron a configurar lo que ahora llamamos “si mismo”, que se hizo más rígido y se convirtió en el centro de atención, Se agarra a lo cómodo y seguro y evita todo lo que amenace a su supervivencia. Estas imágenes mentales internas, mantenidas a base de mucha energía, se proyectan  hacia la sociedad como creencias colectivas.
Todo esto ha dado lugar a un nuevo orden, en el que las necesidades absolutas, objetivos, creencias y aspiraciones ocupan una posición dominante, perdiendo el sentido de la naturaleza. Así está la humanidad actual, autodividida, confusa, que ha perdido el contacto con el cuerpo y está desprovista de cualquier significado del universo.  Pero todavía hay mentes, como T.E. Lawrence que escriben:
Nos pusimos en camino en una de esas albas despejadas en que el sol despierta los sentidos. En esa mañana, durante alrededor de una hora, los sonidos, olores y colores del mundo impregnaron al hombre individual y directamente, sin ser filtrados o tipificados por el pensamiento.
Termina este apartado con estas preguntas: ¿Es posible para la fuente creadora penetrar en la vida del individuo? ¿Es posible que el equilibrio de la vida en este planeta se restablezca y que, en un sentido más profundo del significado, funcione dentro del individuo y la sociedad?

Yo pienso que si, y espero que en las últimas diez páginas que quedan de este capítulo y de este libro, el autor, nos dé esperanzas. Lo veremos en la próxima entrada.

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