domingo, 14 de mayo de 2017

Ángeles, otra vez

Hace  algo más de tres años,  surgió el tema de los ángeles, en un seminario sobre la “Teología de la creación”. Y como no podía ser de otra manera salió el “Ángel del Señor”,  que anunció a María y yo me acordé de S. Isidro,  y me he vuelto a acordar, ahora que estamos ya en  Mayo, en 13 para más señas, festividad y conmemoración del primer centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima y  vísperas de San Isidro Labrador, al que mientras rezaba le araban las tierras  los ángeles, o podríamos decir,  el “Ángel del Señor”, que araba las tierras de S. Isidro
Labrador.


Los ángeles, anunciaron a los pastores el nacimiento del hijo de Dios


El P. Lastra, dominico, nos explicaba entonces  la definición que daba Santo Tomas, de la esencia de esas criaturas. Muy bonito, pero que crea más dudas de las que resuelve.
Casualmente acabo de recibir la homilía de San Isidro, que me envía otro dominico, el P. Cosme Puerto y me he acordado de este artículo, lo he buscado y estaba perdido; pero otra vez “El Ángel del Señor”, ha intervenido. En efecto, tenía yo un viejo ordenador, que no funcionaba y lo llevé al informático a que le destruyera el disco duro; pero se me ocurrió ¿No habrá una forma, de conservarlo? Y me dijo el técnico: sí, hay unas cajas que hacen los chinos con la que puedes acoplarlo a tu ordenador. Y después de eliminar, ficheros con “virus”, entro en los viejos artículos, que escribía por aquella época y aquí está, es este, que lo estoy actualizando, que surgió, en aquella época, en los desvelos que a veces surgen a las 3 ó las 4 de la mañana  y donde suelen aflorar ideas para reflexionar y plasmarlas luego en un “articulillo” y se me ocurrió otra tercera cuestión, referida a los ángeles y es la típica canción salmantina “Si hechas el surco derecho, a mi ventana”; pero ¿Qué tiene esto que ver con los ángeles? Pues sí, tiene y mucho que ver. El echar el surco derecho tiene que ver con estar concentrado en lo que se hace y en este caso, centrado en la tarea y en la esperanza de encontrarse con la amada. Escribía yo esto el 13 de Febrero de 2014, vísperas de San Valentín y de ahí la referencia a “Cupido” y contaba entonces:  “cuando tenía ya casi terminado el artículo, que además me estaba gustando, se me ha perdido y sólo he recuperado lo escrito hasta aquí. No sé si seguir o dejarlo, pues seguro que no me saldrá como me estaba saliendo; pero voy a seguir y creo que es el ángel de la humildad, el que se ha presentado en este caso”.
Veamos: sirva el ejemplo de estos tres ángeles: El de la Anunciación a María, el de San Isidro Labrador y el del amor (no confundirlo con el del Amor, pues todos los ángeles lo son). ¡Que bonito es verlos en los cuadros de la Anunciación el primero y en las imágenes de S. Isidro en la Iglesias de los pueblos, con una pareja de bueyes, pequeñita a sus pies,  guiada por un ángel! El ángel del amor, Cupido, no tiene que ver con el cristianismo; pero como Víctor Moria (me estoy refiriendo a las conversaciones de San Esteban de 2014. Puede encontrarse en YouTube, en el canal "dominicos de España") nos contó en las onversacion sobre el Cantar de los Cantares, hay un ángel entre los enamorados y en el caso de la canción, la enamorada le pone una condición al enamorado, que eche el surco derecho, como San Isidro. ¿Que es lo que hace el ángel? Sencillamente hacer que se cumpla la voluntad de Dios, a pesar de las dificultades, de María joven doncella de Nazaret, viéndose embarazada en aquella época y en aquella situación. San Isidro arando las tierras en medio de un calor sofocante y el enamorado, lleno de miles de dudas.


El ángel del Señor anunció a María

¿Recibió María al Ángel? Definitivamente si, pues dijo “fiat”. ¿Le araban los ángeles las tierras a S. Isidro, mientras rezaba? Efectivamente, pues su oración era la tarea bien hecha y en cuanto al enamorado de la canción, seguro que le salió el surco más derecho que jamás habría arado. Así actúan los ángeles: El del estudio, el de la sanidad, el de cualquier cosa que hagamos, centrándonos plenamente en lo que hacemos, cumpliendo la voluntad de Dios, aquí y ahora, es decir santificando el momento presente.
Hay una excepción y esta es la del ángel de la guardia: Este “sale al quite”, cuando no cumplimos lo anterior. Más de una vez mi despiste ha dejado el dinero en el cajero y me he ido tranquilamente y siempre ha habido alguien que me ha dicho: ¡Oiga Señor, que se deja el dinero! En aquel lejano 2014 no sé qué haría el ángel de la guardia al perdérseme el artículo escrito. Tal vez contenía alguna herejía... nunca lo sabré. Y tres años más tarde, me recupera este artículo de un viejo ordenador
Y sigo: ¿Cómo conseguimos la “Atención plena”?, pues no es fácil, ya que estamos pensando cincuenta cosas a la vez: tengo que ir al mercado, preparar las clases, mañana viene mi cuñado del pueblo y encima se me ha estropeado la lavadora, tengo que salir de viaje y no he pasado le ITV...  En estas condiciones no hay ángel capaz de echarnos una mano. Hay que buscarse la vida. Propongo lo que he leído en el libro “Crisis, crecimiento y despertar” de Enrique Martínez Lozano (Ed. Descleé de Brouwer) pág. 100 y siguientes, en el apartado “Cinco actitudes iníciales”. Esto es sólo un indicativo, hay más por supuesto:
1.- Hacernos preguntas que sanen y no que enfermen. Nunca caer en el victimismo. Por ejemplo, ante una situación mala no preguntarse ¿Por qué me ha ocurrido esto? Y en lugar de ello hacerse la pregunta ¿Qué puedo yo aprender de esto?

2.- Rechazar palabras negativas del lenguaje, tales como peligroso, imposible, desagradable... En una frase tal como “esto es espantoso”, cambiando la palabra “espantoso” por “inconveniente” puede hacernos cambiar nuestro estado emocional. Pablo d’Ors dijo algo parecido en las conversaciones.

3.-Somos una unidad que repercute en todo y si la mente puede afectar al cuerpo, también el cuerpo puede afectar a la mente. Así, copio  literalmente  “Si somos capaces de sentir, no pensar, nuestro cuerpo y logramos permanecer en contacto con él, notaremos cambios en nuestra forma de percibir y de razonar

4.- Dentro de la escucha del cuerpo, merece la pena prestar atención a la respiración, que es la herramienta más poderosa para venir al presente.

5.- Nuestro yo, no se localiza en la mente, sino en lo profundo. Más allá de los movimientos mentales y emocionales, en lo profundo nos habita una paz estable. Un aprendizaje básico en este terreno, consiste en bajar de la cabeza al vientre “hara”, del mundo de las ideas al lugar de la vida, de la dispersión superficial al “centro vital”. Allí nos encontramos con nosotros mismos.

Así se cumple lo que decía Santa Teresa. Nada nos turba ni nos espanta, pues hemos sido visitados por los ángeles del Señor y Dios está con nosotros.
Para terminar una compañera de facultad, cuando le dije que venía Martín Garzo a las conversaciones, me comentó que la conocía y que le había dedicado un libro con esta dedicatoria: “Para ti, que te visitan los ángeles”.

Pues eso, dejémonos visitar por ellos, AMEN

13 de febrero de 2014, festividad de San Benigno, renovado el 14 de Mayo de 2017, 5º Domingo de Pascua y vísperas de San Isidro Labrador
Pedro Becerro Cereceda


Homilía de San Isidro Labrador
Cosme Puerto O.P.

San Isidro. Iglesia de Andavías (Zamora)

   0.- Queridos amigos: el futuro cristiano de muchas ciudades y pueblos depende en buena medida hay que decirlo claramente del futuro de la fe de sus gentes. El valor con el que testimoniemos con palabras y obras la presencia de Cristo y de su Evangelio aquí y ahora.
   Lo mismo que el fruto del campo depende, en parte, del gran  esfuerzo  del  labriego,  también  el  horizonte  cristiano  depende,  y  mucho,  del  perfil  de  políticos que  tengamos  al  frente  de  las  instituciones  donde  se  generan  las  leyes, de  los  profesores  que establecen  los parámetros  de  la educación,  de  las familias  que  han de  ser  las bombas  racimo  que siembren el evangelio en sus descendientes.

1.- Las raíces cristianas de los madrileños.

   Un año más, todos los madrileños honramos a San Isidro nuestro patrono, y tenemos una gran tarea: descubrir nuestras raíces cristianas; intentado hacer de nuestra ciudad de Madrid un lugar más cristiano, humano y humanizador a la luz del evangelio de Jesús al que imitó S. Isidro. ¿Seremos capaces de mantener nuestra fe cristiana frente a otras civilizaciones, culturas y religiones? ¿A quién se le oculta que hoy, nuestra ciudad, con muchas más posibilidades que el Madrid de San Isidro, está necesitado de una nueva levadura cristiana que fermente la masa?
   San Isidro que tenía un corazón de oro y una sensibilidad especial para las cosas de Dios. Nos invita a los madrileños a arar el corazón y cuidar el alma cristiana de la ciudad de Madrid y de cada uno de nosotros. Y para ello, no lo olvídenos, la eucaristía de cada domingo es la mejor agua, el más rico abono y la mejor siembra en nuestras vidas. San Isidro nos invita hoy a redescubrir la esencia de la fe del pueblo madrileño y de la vida cristiana, que es la adhesión a Jesucristo y a vivir su evangelio.

2.- S. Isidro labrador Patrón de la ciudad de Madrid.
  
   San Isidro Labrador, no lo olvidemos, fue ante todo eso: un labrador, un sembrador, un obrero del campo. Pero no sólo sembrador de semilla humana sino de aquella semilla divina que, de mañana, le invitaba a madrugar (antes que el oficio cumplir) y de tarde en acción de gracias por lo recibido. Desde entonces, ni la azada ni el arado ni la faena de regar y de escardar tendrían que   avergonzarse ante la pluma ni ante el manejo de los medios modernos de comunicación, ni ante las coronas de los reyes.
   El patrón de villa recién conquistada a los musulmanes, Madrid, hoy capital de España, no es un rey, ni un cardenal, ni un rey poderoso, ni un poeta, ni un sabio, ni un político famoso. El patrón es un obrero humilde, un padre de familia, vestido de paño burdo, con pantalones de pana llenos de polvo y sucios de barro, con capa parda de capilla, con abarcas y con callos en las manos.
   Y, en este 15 de mayo, la fiesta de San Isidro vuelve a traernos la alegría de la Pascua: por Jesús merece la pena dar la vida; por Jesús, este santo, fue un testimonio vivo, alegre, sencillo que os ha llevado con el correr de los siglos a celebrarlo y cantar sus grandezas.
Cosme Puerto Pascual O.P.



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