domingo, 11 de diciembre de 2016

Yo creo que Clint Eastwood tiene razón

Renunciar al libre discurso, al libre pensamiento, 
para evitar herir la sensibilidad de algunos
 es peor que estúpido: es peligroso porque
 pone en cuestión los principios de la democracia.
Frase extraída del artículo

Foto tomada de internet

Abrid el artículo en el siguiente enlace, si queréis:
Se nos ha pedido un comentario sobre dicho artículo, publicado en el País hace poco. Yo al leerlo, lo primero que he hecho ha sido llevarme las manos a la cabeza; pero pienso, por desgracia, en el principio de Murphy: “Las cosas no están tan mal; ya que pueden empeorar” y en el ¡Que veremos!, que decía por los 60 el tío de mi amigo Herminio.
Yo creo que cualquiera que tenga dos dedos de frente, y la madurez necesaria saca las conclusiones pertinentes de ese escrito. Decía allá por los setenta, un amigo profesor, que el niño que no sufre el trauma antes, lo sufre después. La corrección política de la que hablan en el artículo, lo único que hace es retrasar el trauma. Lo sufrirán y con menos defensa, a los 40, 50, 60… y será peor, pues la tolerancia a la frustración de los niños y jóvenes de ahora, brilla por su ausencia
Yo voy a ceñirme a lo que veo por aquí, por los lugares en los que me muevo, en una sociedad provinciana, en la que no abundan jóvenes trabajadores, pero precisamente, sí “mayores con reparos”, es decir con bastones, muletas, sillas de ruedas… Y al recordar esa frase, me he acordada de la censura y la advertencia de no acudir a películas “gravemente peligrosas”. A a las de “mayores con reparo” solo se podía asistir si uno estaba “suficientemente formado”.  Y aquella censura de los tiempos de Franco, me resulta de risa ahora, viendo lo que veo y lo que está por venir; pero no olvidemos: de aquellos polvos, vienen estos lodos, que van a crecer, hasta que otra vez vuelvan los polvos con más virulencia. El péndulo no para.
El otro día leía un magnífico artículo de un amigo sacerdote, que trata sobre la “ideología de género”, que quiere imponer una, no correcta, sino “correctísima” política y ponía el ejemplo del mar de Aral y Chenovil, ambos consecuencia de la política de una ideología. Advertía Antonio, que así se llama mi amigo: “¡Ojo que esta política, puede llevarnos a otro, mar de Aral!”. Yo creo que no es que pueda llevarnos, sino que nos está llevando ya a un “desierto demográfico”, dejando abonado el terreno para la colonización del Islam. La ley del péndulo  otra vez.
Y otro tema: El de los toros. No me gustan; pero el simbolismo del toro, está aquí, no es de España, es de la civilización mediterránea ¿Por qué ahora se pretende que no es “políticamente correcto”, todo lo relacionado con la tauromaquia?
Esto daría para mucho; pero prefiero cortar, por no ser demasiado “políticamente (in)correcto”




1 comentario:

  1. Muy bien Pedro...suscribo todo lo que dices. Ahora quieren que los jóvenes sean como dice "el abuelo" "blandengues ...que sois unos blandengues" y así está la cosa. Tu no tienes nietos ...de momento , pero yo a los míos los dejo que sufran cuando sus padres los castigan jústamente y se lo explico, que es la obligación de los padres educarlos, para que el día de mañana sepan moverse en la vida SOLOS que es por su bien.

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