Los libros que estoy
leyendo
El complejo de
Moisés
“Antes
que nuestra incapacidad para captar los números transfinitos haga que nos
sintamos demasiado mal, convendría advertir
que Cantor se volvió loco jugando con sus
alephs”
Pág.
19 de “Misticismo y Física Moderna”,
de Michael Talbot.
Los psicólogos hablan del “Complejo de Edipo, de Electra,
de Diógenes…” y yo ahora recuerdo el “Complejo
de Moisés”. No lo busquen en los libros de psicología, ni en los diccionarios
de psicoanálisis. Fue idea de un amigo y compañero, cuando éramos jóvenes
profesores en un instituto de secundaria, antes de la democracia, para más
señas. Según mi amigo, es el síndrome que embarga a los profesores, sobre todo
a los que impartíamos clase en el antiguo COU, pues “enviábamos a nuestros
alumnos a “la tierra prometida””; pero nosotros ya no podíamos entrar en ella.
Han pasado los años y ese complejo, ha aumentado; pero
ya no enviamos a los alumnos, sino a los hijos, a los nietos, a los sobrinos a
esa “tierra prometida” y nosotros ya no solemos entrar en ella, sino a través de sucedáneos
como “Universidades de la experiencia”,
aunque siempre hay quien se matricula en alguna carrera que no pudo
hacer en la juventud; pero no ya con el rigor y la decisión de aquellos años,
generalmente de oyentes, aunque también hay excepciones.
Otros como yo, intentamos entrar mediante la lectura de
libros sobre temas escogidos; pero, ¡ay, el tiempo se pasa! Y no se puede
avanzar lo que uno quisiera, además la travesía del desierto es dura, los
vientos en contra son muchos y el sol abrasa y se empiezan a leer más libros
del que realmente se puede. En mi caso ahora tengo empezados cinco, o quizá más.
Me pasa como a la niña de los lirios, de la novela de Cela, a la que tengo
dedicada una entrada en este mismo blog.
Todas estas lecturas, a veces hacen que la mente se
colapse, como ocurre con la función de onda de la Mecánica Cuántica y sin
llegar a extremos cómo Cantor o don Quijote, nos dejan un poco, “fuera de
combate”. Es necesario pararse, como el equilibrista, que intentaba atravesar
las cataratas del Niágara sobre una cuerda y en la mitad, el viento hacía
oscilar la cuerda demasiado. En lugar de seguir, se paró, se sentó y esperar un
momento más propicio para seguir. Es lo que estoy haciendo yo ahora, sentado,
pensando escribiendo y esperando a que “el colapso”, pase y empezar de nuevo,
la tarea.
En anteriores entradas, tengo hecho un resumen, muy
resumido del libro “El fantasma de la libertad”, de F. J. Rubia, el día 10 de
agosto y otro comentario el 12 del mismo mes, amén de las entradas del 21 y 25
de Julio dedicadas a las lecturas de los libros entre los que ando. Ahora, con
cierto retraso, debido al “ardiente sol y el viento en contra, del caminar por
el desierto”, voy a intentar seguir, fijándome sólo en 5 libros 5, que citaré
con un orden arbitrario, empezando por el de la cita del principio: “Misticismo
y física moderna”, de Michael Talbot, Ed
Kayrós, del que por ahora tengo poco de decir, pues apenas he leído nada de él,
ya que se me ha pasado el plazo, de la biblioteca pública de la que lo he
sacado y lo tengo encargado en una librería. Espero que llegue pronto. En
segundo lugar, “El enigma cuántico”, de
los físicos Bruce Rosenblum y Fred Kuttner,
Ed. Tusquets, libro que estoy leyendo con sumo interés; pero que hoy se me
cumple el plazo de entrega en la misma biblioteca, que he citado antes. Espero
que me den prórroga.
De este libro, alguien me ha mandado un resumen muy
bueno, que ha encontrado en la red, que quiero compartir con los lectores de
este blog. Este es el enlace:
La física cuántica, siempre me ha llamado la atención,
desde que la descubrí siendo estudiante en la asignatura “Química física”, en tercero y cuarto de carrera y que hoy día, algunos
neurocientíficos, pretenden relacionarla con el funcionamiento de la mente; pero esto
es mejor dejarlo para cuando comente algo de “El límite” de J. M. Gaona, del
que ya he escrito algo en este mismo blog y este libro lo enlazo con “Morir
para ser yo”, de A. Moorjani, Ed. Gaia, del que me gustaría hacer una
reflexión. Y falta uno; pero como tengo empezados más, dejo la elección, cual
función de onda, esperando que se colapse, cuando “abra la caja”, del famoso
gato de Schrödinger, que puede estar vivo o puede estar muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario