jueves, 1 de septiembre de 2016

Los libros que estoy leyendo
El complejo de Moisés



“Antes que nuestra incapacidad para captar los números transfinitos haga que nos sintamos demasiado mal, convendría advertir
 que Cantor se volvió loco jugando con sus alephs”
Pág. 19 de “Misticismo y Física Moderna”, de Michael Talbot.

Los psicólogos hablan del “Complejo de Edipo, de Electra, de Diógenes…” y yo ahora recuerdo  el “Complejo de Moisés”. No lo busquen en los libros de psicología, ni en los diccionarios de psicoanálisis. Fue idea de un amigo y compañero, cuando éramos jóvenes profesores en un instituto de secundaria, antes de la democracia, para más señas. Según mi amigo, es el síndrome que embarga a los profesores, sobre todo a los que impartíamos clase en el antiguo COU, pues “enviábamos a nuestros alumnos a “la tierra prometida””; pero nosotros ya no podíamos entrar en ella.
Han pasado los años y ese complejo, ha aumentado; pero ya no enviamos a los alumnos, sino a los hijos, a los nietos, a los sobrinos a esa “tierra prometida” y nosotros ya no solemos  entrar en ella, sino a través de sucedáneos como “Universidades de la experiencia”,  aunque siempre hay quien se matricula en alguna carrera que no pudo hacer en la juventud; pero no ya con el rigor y la decisión de aquellos años, generalmente de oyentes, aunque también hay excepciones.
Otros como yo, intentamos entrar mediante la lectura de libros sobre temas escogidos; pero, ¡ay, el tiempo se pasa! Y no se puede avanzar lo que uno quisiera, además la travesía del desierto es dura, los vientos en contra son muchos y el sol abrasa y se empiezan a leer más libros del que realmente se puede. En mi caso ahora tengo empezados cinco, o quizá más. Me pasa como a la niña de los lirios, de la novela de Cela, a la que tengo dedicada una entrada en este mismo blog.
Todas estas lecturas, a veces hacen que la mente se colapse, como ocurre con la función de onda de la Mecánica Cuántica y sin llegar a extremos cómo Cantor o don Quijote, nos dejan un poco, “fuera de combate”. Es necesario pararse, como el equilibrista, que intentaba atravesar las cataratas del Niágara sobre una cuerda y en la mitad, el viento hacía oscilar la cuerda demasiado. En lugar de seguir, se paró, se sentó y esperar un momento más propicio para seguir. Es lo que estoy haciendo yo ahora, sentado, pensando escribiendo y esperando a que “el colapso”, pase y empezar de nuevo, la tarea.
En anteriores entradas, tengo hecho un resumen, muy resumido del libro “El fantasma de la libertad”, de F. J. Rubia, el día 10 de agosto y otro comentario el 12 del mismo mes, amén de las entradas del 21 y 25 de Julio dedicadas a las lecturas de los libros entre los que ando. Ahora, con cierto retraso, debido al “ardiente sol y el viento en contra, del caminar por el desierto”, voy a intentar seguir, fijándome sólo en 5 libros 5, que citaré con un orden arbitrario, empezando por el de la cita del principio: “Misticismo y física moderna”,  de Michael Talbot, Ed Kayrós, del que por ahora tengo poco de decir, pues apenas he leído nada de él, ya que se me ha pasado el plazo, de la biblioteca pública de la que lo he sacado y lo tengo encargado en una librería. Espero que llegue pronto. En segundo lugar, “El enigma cuántico”,  de los físicos Bruce Rosenblum y Fred Kuttner,  Ed. Tusquets, libro que estoy leyendo con sumo interés; pero que hoy se me cumple el plazo de entrega en la misma biblioteca, que he citado antes. Espero que me den prórroga.
De este libro, alguien me ha mandado un resumen muy bueno, que ha encontrado en la red, que quiero compartir con los lectores de este blog. Este es el enlace:
La física cuántica, siempre me ha llamado la atención, desde que la descubrí siendo estudiante en la asignatura “Química física”,  en tercero y cuarto de carrera y que hoy día, algunos neurocientíficos, pretenden relacionarla  con el funcionamiento de la mente; pero esto es mejor dejarlo para cuando comente algo de “El límite” de J. M. Gaona, del que ya he escrito algo en este mismo blog y este libro lo enlazo con “Morir para ser yo”, de  A. Moorjani,  Ed. Gaia, del que me gustaría hacer una reflexión. Y falta uno; pero como tengo empezados más, dejo la elección, cual función de onda, esperando que se colapse, cuando “abra la caja”, del famoso gato de Schrödinger, que puede estar vivo o puede estar muerto.


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