lunes, 25 de julio de 2016

Lecturas de verano 2016 (1)

Comentaba yo en la anterior entrada, que pensaba leer el libro “Mindfulness en la vida cotidiana”; pero acabé leyendo  “Saludos desde el cielo” de Bill Guggenheim y Judy Guggengeinm, editorial Oceano-Ambar,  que no cuenta las ECM  (Experiencias cercanas a la muerte), sino experiencias  CDM  (contactos con personas fallecidas).

       

          No me ha sorprendido en absoluto, pues ya mi abuela paterna, me contaba la historia de una mujer, que se le apareció a sus familiares, para comentarle que tenía una sábana empeñada, pues ellos no lo sabían. Cuando fueron a desempeñar la sábana, se les volvió a aparecer, para decirles que le ofrcieran una misa en un santuario mariano cercano. La estuvieron viendo hasta el momento de la consagración de la misa, en que desapareció definitivamente. Resulta que la persona que le había empeñado la sábana… era mi abuela.
         En otra ocasión se rumoreaba por el pueblo, que otra persona fallecida se le aparecía a un hijo y mi abuelo, en este caso el materno, le preguntó a la persona que tenía las apariciones, pues era amigo suyo, si era cierto y este le contestó “cierto es; pero por favor, no me hables de este tema”. Yo mismo puedo contar una experiencia, no tan espectacular; pero significativa: Hace unos doce años se murió un tío carnal, que siempre estuvo metido en los Cursillos de Cristiandad. El entierro fue en un pueblecito de Cantabria y el cadáver lo llevaron desde Madrid. Como nosotros llegamos antes, entramos en un bar a tomar un café y a hacer tiempo, en lo que llegaban. Pues bien, de repente oímos par la radio, que estaba puesta en el bar, la popular canción: “De colores se visten los campos en la primera…” Nada de particular, a no ser, que esa era la canción de los Cursillos de Cristiandad… Comentándolo con algunos amigos, me decían que esa canción la ponen todos los días en no sé qué emisora… de acuerdo; pero yo no la había oído nunca y lo que es curioso, después de más de 12 años que pasó no la he vuelto a oír en esa emisora que la ponen todos los días…
         Conozco otros testimonios; pero para no cansaros, pasaré a comentar el libro citado al principio: Son muchos los testimonios que cuentan los autores, desde simples intuiciones de presencia de personas fallecidas, hasta apariciones físicas, de personas materializadas, muchas veces con avisos de peligros inminentes,  como el que tuvo lugar de un padre a una hija, que iba conduciendo y le dijo: entra por ese camino secundario y vete más despacio”, encontrándose con una vecina que le dijo: menos más que has venido por aquí, pues se ha caído el puente… o el de la persona que dormía  y le dijo su padre en sueños: Levántate y vete al salón y al poco rato, cayó encima del dormitorio una rama, que se había soltado de un árbol… Otras veces avisaban en donde se había guardado un objeto o una carpeta con dinero… Otras veces confortaban a los padres, que tenían una fuerte tristeza por la pérdida… No es cuestión de cansaros con la enumeración de los casos que cuenta el libro, que a veces se hace un poco reiterativo, pues hay muchos testimonios parecidos. Pero:
         No me resisto a contar literalmente el siguiente testimonio, que aparece en la página 352 del citado libro. Se trata del testimonio de una madre que había perdido a un niño de seis semanas de muerte súbita: “Parte de mi zozobra se debía a que que Anthony había muerto sin ser bautizado….  Alguien me había dicho que los niños no bautizados iban a infierno, lo que me tenía muy angustiada y me parecía espantoso… Sentía tanta culpa que no lo podía soportar. Cuando volví del cementerio, después del funeral, entré en mi habitación y apagué la luz. Me senté en la cama un buen rato, tratando de vaciar mi cabeza de pensamientos. Entré mentalmente en un lugar muy tranquilo. Era como si estuviera en una balsa sobre aguas apacibles y el agua se convirtiera en un espejo: empecé a sentirme en paz. Del cielo caían hermosos rayos de luz, que se dirigían hacia mí, y delante de mí apareció una escalera. De repente, Cristo se apareció ante mí… Era completamente sólido y real… Empezó a bajar por la escalera y llegó hasta mí, extendiendo los brazos y vi que en ellos tenía a Anthony, que estaba bien, estaba curado. Entonces entendí que Jesús estaba diciéndome “Anthony, se encuentra bien. Está a salvo, ha vuelto a casa”… Dejé de sentirme culpable por no haberlo bautizado. Desde entonces, nunca he vuelto a preguntarme donde se encuentra Anthony: sé que vive en un lugar especial junto a Jesús”.
         No quisiera cansar al lector; pero hago mención al caso que cuenta la doctora Elisabeth Kübler-Ross, en “La rueda de la vida”, en que después de haberse ausentado durante unos días del hospital, se encontró por el pasillo, con una señora que había fallecido, mientras ella estaba ausente y que incluso le firmó un documento.
         Para terminar incluyo los siguientes enlaces, uno de una página de los dominicos, del día de difuntos y otro de un vídeo corto sobre la experiencia del Dr. Eber, del que posiblemente hayáis oído hablar. Es una ECM; pero sin duda muy interesante. Yo ya estoy pensando que tanto las ECM y las CDM, tiene un denominador común. : “La vida no termina, se transforma”.

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