martes, 5 de enero de 2016

Las abarcas desiertas
Poema de Miguel Hernández.

Fotografía de Rosa Gómez,  obtenida en la noche de Reyes de 2015. La luna cual Sagrada Hostia, detrás de la cruz de la espadaña, parece recordarnos, el frío que muchos niños estarán pasando esta noche, en contraste con la opulencia y despilfarro de otros.

"Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.
Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.".

 Publicado el 2.1.1936 en Ayuda, Madrid, Semanario de solidaridad número 36.


1 comentario:

  1. Ay una riqueza en la pobreza que sescubre solo el que va con albarcas...

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