sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Existe el tiempo?
El jueves 19 de Noviembre del presente mes, Isaura, Díaz Figueiredo, publicaba el artículo que podéis ver en el enlace siguiente de  SalamancaRTV:



Hoy en ese mismo periódico leo, que en un “instante”, un desgraciado accidente ha dejado a cuatro  niños con quemaduras, dos de ellos muy graves y a una profesora.
La física cuántica afirma que el tiempo no existe. Ahora bien si el tiempo no existe, ¿Cómo explicar que las familias afectadas, ayer estuvieran viviendo tranquilamente y hoy estén con la zozobra de lo que ha pasado y la incertidumbre de lo que pueda suceder?, incertidumbre en la que estamos sumidos más o menos todos,  máxime con las noticias que nos vienen todos los días, que cambian el sentido de la historia. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir”, decía Jorge Manrique en las famosas “Coplas  a la muerte de su padre” y que Ernesto Cardenal, matiza, cambiando el mar por muerte-vida, en las  “Coplas a la muerte de Thomas Merton”: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la muerte que es la vida”, y más adelante escribe: “Morir no es como el choque de un auto o, como un cortocircuito, nos hemos ido muriendo toda la vida, Contenida en nuestra vida…  No el sueño, la lucidez es imagen de la muerte, de la iluminación, el resplandor enceguecedor de la muerte. Y no es el reino del Olvido. La memoria  es secretaria del olvido…”. Delicioso poema, digno de ser leído y saboreado.
         Al hilo del tiempo y al hilo del río se me ocurre comparar la corriente con el tiempo y la vida con el agua. Con esta burda comparación la corriente no es nada, lo que importa es el agua, que en el mar parece quietud paz, sosiego (no es así, pues galernas, corrientes, haberlas hailas…) El agua, prescindiendo de la corriente sería “el instante”, es lo que importa. ¿O no? La corriente ha destruido casas, también ha servido para mover molinos…; pero yo soy el mismo que era en mi niñez ahora mismo. El momento presente es lo que hay, aquí y ahora. “Un punto de contrición, que da al alma la salvación”, hace que D. Juan Tenorio, se salve. Los instantes que se pierden es la muerte de la vida, que vamos perdiendo, según Ernesto Cardenal  y el morir definitivo es el instante fijo, eterno, sin fin…

         Tal vez sea eso lo que importa, lo demás, es confusión, caos, “maya…”

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