lunes, 7 de enero de 2019


Los Reyes Magos

Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abrieron sus cofres y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Del evangelio de Mateo


Alguien ha dicho, que el proceso de búsqueda dificulta el encuentro; pero en este caso no, pues la búsqueda está guiada por una señal, una luz, una estrella, que al final conduce al destino, al centro,  a la transformación alquímica de nuestra alma, a lo que C.G. Jung llama “el proceso de individuación”. Ando yo ahora leyendo el libro  C. G. Jung y la tradición hermética”, que ya cité en la entrada anterior de este mismo blog y no me resisto a reproducir aquí una cita de Jung, que aparece en el citado libro, al comienzo del capítulo de dicado a este tema, en la página 57: “Tuve que dejarme arrastrar por esa corriente, sin saber a dónde me conducía. Sólo cuando comencé  a dibujar mandalas vi que todos los caminos que emprendía y todos los pasos que daba conducían de nuevo a un punto, concretamente al centro. Es la expresión de todos los caminos. Es el camino que lleva al centro, a la individuación…. Vi claro que objetivo del desarrollo psíquico es el Si-mismo. No existe un desarrollo lineal, sólo la Circummanbulatio de uno mismo”.
Y me fijo en la frase: “No existe un desarrollo lineal”, pues “alcanzar el centro”, o la individuación, es algo más que la simple conversión, a mi modo de ver, que puede ser reversible. Fructuoso Mangas, en el sermón de los Reyes Magos, nos propone “7 pasos 7”:
1.     Expectación,
2.     Discernimiento
3.     En camino
4.     Con preguntas
5.     Reconocimiento
6.     En adoración
7.     De vuelta (por otro camino)
Yo pienso en que la figura de los Reyes Magos, es un potente  arquetipo y por eso, cuando desencantamos a los niños, diciéndoles que son los padres, no actuamos bien, ya que sean los padres, los abuelos… o quien sean quien dan los regalos, estos son meros agentes pasivos, de otra realidad mucho más profunda; pero no visible a los ojos humanos. Recordemos lo del Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.
Muchas son las ideas que me vienen en esta fiesta de la Epifanía del Señor, que hemos convertido, en esta sociedad de consumo que nos ha tocado vivir, en la “fiesta de los regalos”, con lo que nos quedamos, sólo “mirando al dedo”, que nos señala la luna. Cabe pues preguntarse, ¿por qué la fiesta de los regalos? Y la respuesta posiblemente vaya en sentido contrario y ahora me fijo en lo que dice Enrique Martínez Lozano, en su comentario al evangelio de este día: El relato dice que los magos llevaron oro, incienso y mirra. La meta a la que apunta la voz del anhelo requiere desapego y desprendimiento de nuestros “tesoros”. Y eso solo es posible cuando comprendemos que aquello a lo que nos habíamos aferrado palidece ante la verdad de lo que somos”.
Lo que quiere decir, que la fiesta de los regalos hay que verla, desde el punto de vista del dar, no del recibir, esto lo hacen muy bien los padres, aunque los niños no lo entiendan todavía. Hay que hacerse muy niño, tal vez ser diez veces un niño de siete años, para entenderlo. Cuando damos, adoramos al niño Dios, al que la estrella, nos ha guiado, hemos encontrado el centro, le damos el oro, el incienso y la mirra y ya está. No necesitamos más y como dice nuestra Santa:” Tenemos a Dios, nada nos falta”. por tanto, nada nos puede turbar, nada nos puede espantar.
Podría terminar aquí; pero ya que he citado a Jung, tengo la suerte de tener el libro “Recuerdos sueños y pensamientos”, del que creo que es la cita que puse al principio, y en el glosario, define la individuación como: “… proceso que engendra un “individuo” psicológico, es decir una unidad aparte, indivisible, un Todo”…“Individuación significa: llegar a ser un individuo y, en cuanto por individualidad entendemos nuestra peculiaridad más interna, última e incomparable, llegar a ser uno Mismo… Una y  otra vez el proceso de individuación se confunde con el devenir consciente del yo, y con ello el Yo se identifica con el Mismo… de lo que naturalmente surge una grave confusión de concepto. Pues de este modo la individuación se convierte en el mero egocentrismo y autoerotismo. Sin embargo, el Mismo comprende infinitamente mucho más en sí que un mero Yo… Individuación no excluye al mundo, sino que lo incluye” (Págs. 477 y 478)

No hay comentarios:

Publicar un comentario