Los Reyes Magos
Entraron en la casa, vieron
al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después,
abrieron sus cofres y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo
recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a
su tierra por otro camino.
Del evangelio
de Mateo
Alguien ha dicho, que el proceso de búsqueda dificulta el encuentro;
pero en este caso no, pues la búsqueda está guiada por una señal, una luz, una
estrella, que al final conduce al destino, al centro, a la transformación alquímica de nuestra
alma, a lo que C.G. Jung llama “el
proceso de individuación”. Ando yo ahora leyendo el libro “C. G.
Jung y la tradición hermética”, que ya cité en la entrada anterior de este
mismo blog y no me resisto a reproducir aquí una cita de Jung, que aparece en
el citado libro, al comienzo del capítulo de dicado a este tema, en la página
57: “Tuve que
dejarme arrastrar por esa corriente, sin saber a dónde me conducía. Sólo cuando
comencé a dibujar mandalas vi que todos
los caminos que emprendía y todos los pasos que daba conducían de nuevo a un
punto, concretamente al centro. Es la expresión de todos los caminos. Es el
camino que lleva al centro, a la individuación…. Vi claro que objetivo del
desarrollo psíquico es el Si-mismo. No existe un desarrollo lineal, sólo la Circummanbulatio de uno mismo”.
Y me fijo en la frase: “No existe un desarrollo lineal”, pues “alcanzar
el centro”, o la individuación, es algo más que la simple conversión, a mi modo
de ver, que puede ser reversible. Fructuoso
Mangas, en el sermón de los Reyes Magos, nos propone “7 pasos 7”:
1.
Expectación,
2.
Discernimiento
3.
En camino
4.
Con preguntas
5.
Reconocimiento
6.
En adoración
7.
De vuelta (por otro camino)
Yo pienso en que la figura de los Reyes Magos, es un potente arquetipo y por eso, cuando desencantamos a
los niños, diciéndoles que son los padres, no actuamos bien, ya que sean los
padres, los abuelos… o quien sean quien dan los regalos, estos son meros agentes
pasivos, de otra realidad mucho más profunda; pero no visible a los ojos humanos.
Recordemos lo del Principito: “Lo esencial es invisible a
los ojos”.
Muchas son las ideas que me vienen en esta fiesta de la Epifanía del
Señor, que hemos convertido, en esta sociedad de consumo que nos ha tocado
vivir, en la “fiesta de los regalos”, con lo que nos quedamos, sólo “mirando al
dedo”, que nos señala la luna. Cabe pues preguntarse, ¿por qué la fiesta de los
regalos? Y la respuesta posiblemente vaya en sentido contrario y ahora me fijo
en lo que dice Enrique Martínez Lozano,
en su comentario al evangelio de este día: “El relato dice que los magos
llevaron oro, incienso y mirra. La meta a la que apunta la voz del anhelo
requiere desapego y desprendimiento de nuestros “tesoros”. Y eso solo es
posible cuando comprendemos que aquello a lo que nos habíamos aferrado palidece
ante la verdad de lo que somos”.
Lo que quiere decir, que la fiesta de los
regalos hay que verla, desde el punto de vista del dar, no del recibir, esto lo
hacen muy bien los padres, aunque los niños no lo entiendan todavía. Hay que
hacerse muy niño, tal vez ser diez veces un niño de siete años, para
entenderlo. Cuando damos, adoramos al niño Dios, al que la estrella, nos ha
guiado, hemos encontrado el centro, le damos el oro, el incienso y la mirra y
ya está. No necesitamos más y como dice nuestra Santa:” Tenemos a Dios, nada nos falta”. por tanto, nada nos puede turbar,
nada nos puede espantar.
Podría terminar aquí; pero ya que he citado a
Jung, tengo la suerte de tener el libro “Recuerdos
sueños y pensamientos”, del que creo que es la cita que puse al principio,
y en el glosario, define la individuación como: “… proceso que engendra un “individuo” psicológico, es decir una unidad
aparte, indivisible, un Todo”…“Individuación significa: llegar a ser un
individuo y, en cuanto por individualidad entendemos nuestra peculiaridad más
interna, última e incomparable, llegar a ser uno Mismo… Una y otra vez el proceso de individuación se
confunde con el devenir consciente del yo, y con ello el Yo se identifica con
el Mismo… de lo que naturalmente surge una grave confusión de concepto. Pues de
este modo la individuación se convierte en el mero egocentrismo y autoerotismo.
Sin embargo, el Mismo comprende infinitamente mucho más en sí que un mero Yo…
Individuación no excluye al mundo, sino que lo incluye” (Págs. 477 y 478)
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