domingo, 11 de junio de 2017

Soto descubre la ley de la caída de los cuerpos 60 años antes que Galileo

Dado el interés del tema y a petición de alguien interesado, repito  la entrada de este mismo blog, el 2 de junio de 2016. En conferencia del Dr. José Ramón Jiménez Cuesta, impartida el 14 de Mayo de 2016, dentro de los actos del Jubileo Dominicano, hizo mención a este tema, que ampliamos con la información que aparece en
     el libro “San Esteban de Salamanca, Historia y Guía (Siglos XIII-XX)", de José Luis Espinel, O.P. (Editorial San Esteban, Salamanca),  en la página 102:  

La contribución de Soto a la ciencia,
no es muy conocida; pero fue un pionero de la ciencia actual




SOTO DESCUBRE LA LEY DE LA CAÍDA DE LOS CUERPOS 60 AÑOS ANTES QUE GALILEO"

         Invitado por las universidades de Salamanca y Alcalá y animado por el Cardenal Juan Álvarez de Toledo, Soto se decide a publicar largos estudios de filosofía, física y matemática, “Comentarios a los libros de física de Aristóteles” y Cuestiones a los mismos que aparece en Salamanca en 1545. La obra completa, dos volúmenes, aparece también en salamanca en 1551.

         La importancia de esta obra, según W.A. Wallace (“The calculatores” in early Sixteenth-Century phsics, en The Brritish Journal for the History of Science 4 (1969) 230 y otras obras del mismo autor, en que se ocupa de Domingo de Soto) especialista que más la ha estudiado, estriba en que Soto “trata de ofrecer un mínimo de aparato matemático de lo que llegaría a ser la ciencia de la mecánica, y en un pasaje que ya fue notado por Duhem proporciona la formulación más antigua conocida de lo que después fue conocido como la ley de la caída de los cuerpos de Galileo”. Soto dice: “Donde un peso (molis) cae de los alto por un medio uniforme se mueve más velozmente en el final que en el principio. Pero la velocidad de los proyectiles en el final que en el comienzo y de tal manera que el primer movimiento se intensifica uniformitter diformis, mientras el segundo disminuye uniformitter diforme”

         La expresión latina de Soto: uniformiter difformis tiene como traducción exacta “uniformemente acelerado” para la caída, y a la inversa para la subida. Duhem, en su obra de principios de siglo, descubrió la originalidad de Soto. Actualmente e interesan por esta doctrina de Soto sobre todo los investigadores anglosajones. La ciencia reconoce hoy que Soto formuló la ley de la ley de la caída de los cuerpos unos 60 años antes que Galileo. Galileo conoció algunas obras de Soto y le cita, aunque no en este principio. Aunque la obra de Soto fue famosa, la parte de la misma donde formula esta ley y otras del movimiento no fue bien conocida, precisamente por su aparato matemático. Báñez colaboró con Soto en estos estudios. La física de Soto se publicó en Venecia en 1582 y se divulgó en el norte de Italia en seguida: galileo estudió en Pisa y Padua desde 1584. Por otra parte, la doctrina física de Soto fue divulgada en Italia por los jesuitas españoles discípulos de Soto, Francisco de Toledo y Benito Pereiro. En América divulgó la doctrina física de Soto su discípulo el agustino Alonso de Veracruz “padre de la filosofía mejicana”, que escribió Physica Speculatio editada en Méjico en 1557 y luego en Salamanca en 1562 pero no recoge la parte matemática y por lo mismo la ley aludida”.

         En la Guía a de Espinel, cuenta que Soto por aquellos años, estaba ocupado en traer trigo a Salamanca, desde Toledo, para remediar una gran hambruna, que afectaba a los estudiantes pobres de la Universidad y dedica más párrafos a este singular fraile; pero, en esta sencilla entrada prefiero centrarme sólo en este tema y no me resisto a mostrar mi indignación, porque no se propague la obra de estos singulares personajes en colegios e institutos y a defender y valorar nuestro patrimonio, que es mucho y muy importante.

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